Viajeros del Mundo
Hubo una vez una niña llamada Seluleko, que vivía en Eswantini. Ella siempre había soñado con viajar por el mundo y explorar lugares lejanos.
Un día, conoció a un chico llamado Santino, un adolescente mexicano que acababa de llegar a su ciudad. A pesar de la diferencia de edad, Seluleko y Santino se hicieron amigos rápidamente. - ¡Hola, Santino! Soy Seluleko, ¿te gustaría ser mi amigo? - dijo Seluleko con una sonrisa.
- ¡Claro que sí, Seluleko! Me encantaría ser tu amigo - respondió Santino con entusiasmo. A partir de ese día, Seluleko y Santino pasaban mucho tiempo juntos, compartiendo sus sueños y aventuras.
Seluleko le contaba a Santino sobre su deseo de viajar por el mundo, mientras que Santino le hablaba de los lugares maravillosos que él había visitado en México. Juntos, comenzaron a fantasear sobre viajar juntos por el mundo. Decidieron que su primera parada sería Argentina, la tierra del tango y los gauchos.
Luego, planeaban ir a China, Italia, Kenia y muchos otros países emocionantes. Seluleko y Santino investigaron en la biblioteca y la escuela sobre todos esos lugares. Aprendieron sobre las diferentes culturas, idiomas y tradiciones de cada país.
Con el tiempo, su amistad se convirtió en una hermosa aventura de aprendizaje.
Un día, Seluleko le dijo a Santino: - ¡Imagina, Santino, cómo sería caminar por la Gran Muralla China o probar deliciosas pastas en Italia! - ¡Sería increíble, Seluleko! - respondió Santino, con brillo en sus ojos. Sin embargo, un problema surgió cuando Santino tuvo que regresar a México con su familia. Seluleko estaba triste porque pensó que nunca podría hacer realidad su sueño de viajar por el mundo con su amigo.
Pero Santino le prometió que siempre serían amigos y que algún día encontrarían la manera de viajar juntos. Pasaron los años, y Seluleko siguió estudiando y esforzándose mucho en la escuela. Un día, recibió una carta de Santino.
En ella, Santino le contaba que su familia iba a viajar por el mundo como siempre habían soñado. Y lo más emocionante era que su primera parada sería Eswantini, para visitar a su querida amiga Seluleko.
Cuando Santino y su familia llegaron a Eswantini, Seluleko no podía creerlo. Se abrazaron con alegría y comenzaron a planificar su aventura juntos. Finalmente, realizaron su sueño de viajar por el mundo, aprendiendo, explorando y viviendo emocionantes aventuras.
Descubrieron que la amistad puede superar cualquier distancia y que los sueños pueden hacerse realidad con esfuerzo y perseverancia. Seluleko y Santino se convirtieron en verdaderos viajeros del mundo, difundiendo alegría y amistad a cada lugar que visitaban.
FIN.