Viajes en el Tiempo



Era un día soleado y brillante en la escuela primaria 'La Estrella del Saber'. La maestra Alicia, conocida por su entusiasmo, entró al aula con una gran sonrisa y un enorme libro antiguo bajo el brazo.

"¡Hola, chicos! Hoy les traigo una sorpresa muy especial. Este libro es mágico. Nos llevará a vivir aventuras a través del tiempo y entre sus páginas. ¿Quién se anima a viajar conmigo?" - anunció, mientras los ojos de los alumnos brillaban de emoción.

"Yo!" - gritó Lucas, un niño inquieto que siempre estaba en busca de novedades.

"Y yo!" - exclamó Sofía, la más curiosa del grupo.

La maestra abrió el libro, y una luz radiante envolvió el aula. De repente, la clase no era más que un recuerdo; estaban en un mágico bosque lleno de criaturas fantásticas.

"¿Dónde estamos, maestra?" - preguntó Sofía, impresionada por los árboles que parecían hablar.

"Estamos en el bosque de los cuentos, donde los personajes de las historias cobran vida. Aquí podemos aprender de ellos y descubrir el valor de la amistad y la valentía. ¡Miren, ahí vienen los tres cerditos!" - indicó Alicia, señalando hacia unos cerditos que jugaban cerca.

Los tres cerditos se acercaron a los niños, vestidos con sus pequeños sombreros de paja.

"¡Hola! Somos los cerditos de la historia. ¿Quieren jugar con nosotros?" - dijo el primero, saltando de emoción.

"Sí!" - gritaron todos al unísono.

Mientras jugaban, los cerditos contaron la historia de cómo habían enfrentado al lobo. Alicia, siempre atenta, intervino:

"¿Ven, chicos? La astucia y la planificación son importantes. No hay que tenerle miedo a los desafíos, siempre y cuando estemos preparados."

Después de un rato, la maestra decidió que era hora de seguir viajando. Abrieron el libro nuevamente, y esta vez aparecieron en un castillo repleto de dragones. El dragón más pequeño, que parecía asustado, se acercó.

"Hola, ¿pueden ayudarme? Mis amigos me tienen miedo porque tengo escamas de todos los colores, nadie quiere jugar conmigo." - dijo con voz temblorosa.

"¿Por qué no nos cuentas tu historia?" - sugirió Lucas.

El dragón les habló de cómo había sido rechazado por ser diferente y de su deseo de encontrar amistades genuinas. La maestra Alicia sonrió y dijo:

"A veces, lo que nos hace diferentes es lo que nos hace especiales. Todos aquí son únicos, y eso es lo que nos enriquece. Nunca debemos juzgar a alguien por su aspecto. ¡Siempre hay que valorar la diversidad!"

Cuando el dragón entendió que sus escamas coloridas eran su fortaleza, se sintió más seguro y feliz. Los niños decidieron que serían sus amigos, y juntos compartieron historias hasta que el castillo se llenó de risas.

Después, Alicia y sus alumnos giraron las páginas del libro y llegaron a una colorida feria, donde los personajes de la literatura se reunían para celebrar. Había magos, princesas, piratas y hasta astrónomos que contaban historias entre sí.

"Aprovechemos para aprender algo nuevo en esta feria," - dijo la maestra.

- “¿Qué les gustaría hacer primero?" - preguntó.

Sofía decidió aprender sobre estrellas de un amable astrónomo, mientras Lucas se unió a los piratas para escuchar historias de aventuras. Alicia guiaba a todos, sin dejar a ninguno atrás. Cada nuevo encuentro y cada nueva lección eran fascinantes.

Finalmente, llegaron al final de la feria y la maestra tomó la palabra:

"Chicos, ¿se han dado cuenta de lo que hemos aprendido hoy? La amistad, la diversidad y el valor de ser uno mismo son lecciones que llevaremos siempre. Desde este momento, siempre que lean un libro, recuerden que cada personaje tiene algo que enseñarnos. ¿Qué les parece si hacemos un club de lectura?" - les propuso con entusiasmo.

"¡Siii!" - acordaron todos juntos, llenos de energía.

Esa tarde, regresaron al aula con el corazón lleno de experiencias, promesas de nuevas amistades y las ganas de seguir explorando el mundo de los libros.

"Chicos, la aventura no termina aquí. Cada vez que abran un libro, están abriendo una puerta a un nuevo viaje. ¡Hasta el próximo capítulo!" - finalizó la maestra Alicia con una sonrisa calida.

Y así, los alumnos salieron de la escuela con las manos llenas de cuentos, listos para seguir aprendiendo y aventurándose a través de las páginas de sus libros favoritos, prometiendo regresar con más historias que contar.

FIN.

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