Vicky y la Gran Aventura en Perú



Era un día soleado en la ciudad costera de Mar del Plata, cuando Vicky, una niña valiente y curiosa, decidió que tenía que visitar a su primo Federico. Federico era un gran aventurero que había estado viajando por el mundo, pero ahora, ¡lamentablemente, estaba en prisión en Perú!

Vicky se sentó en la playa con su amiga delfín, Delfi, y pensaron en cómo podrían ayudar a Federico.

"Delfi, necesitamos hacer algo. No puedo dejar que mi primo esté allí solo. ¡Es una injusticia!" - dijo Vicky con determinación.

"Yo también siento que debemos actuar. Pero, ¿cómo? No tenemos un plan", respondió Delfi.

Vicky recordó que a veces los delfines ayudan a los pescadores a encontrar peces.

"¿Y si llamamos a nuestros amigos delfines y formamos un grupo?" - sugirió Vicky.

Así fue como Vicky y Delfi se sumergieron en las aguas del océano y convocaron a todos sus amigos delfines. Juntos, formaron un plan audaz y divertido.

Viajaron hacia Perú en una increíble aventura submarina; los delfines nadaron rápido mientras Vicky surcaba las olas en una pequeña tabla de surf. Al llegar a la bella costa peruana, Vicky y sus delfines se encontraron con un gran desafío: la prisión donde estaba Federico estaba en una isla rodeada por aguas turbias y peligrosas.

"No podemos simplemente acercarnos y entrar" - dijo Delfi, mirando las aguas bravas que rodeaban la isla.

"Pero sí podemos navegar por la costa y buscar un camino menos arriesgado" - respondió Vicky. Mientras exploraban, encontraron a unos pescadores que estaban interesados en ayudarles.

"Queremos liberar a un prisionero. ¿Pueden ayudarnos?" - les preguntó Vicky.

Los pescadores sonrieron, entretenidos por la valentía de la niña.

"Claro, pero necesitarán un plan. Necesitarán distraer a los guardias. Puede que algunos de nosotros les hablemos de un gran pez que vimos" - dijo uno, frotándose las manos como si ya tuviera una idea brillante.

Así, los delfines y Vicky idearon un plan. Mientras los pescadores hacían ruido en un lugar, los delfines nadarían por el otro lado, creando olas y burbujas para confundir a los guardias.

Mientras todo esto ocurría, Vicky pensaba en cómo se sentiría Federico tras las rejas. Ella no podía dejar de pensar en lo injusto que era. Decidida a no rendirse, Vicky soltó un grito de alegría:

"¡Vamos, Delfi! ¡Es hora de actuar!"

Cuando llegó la noche, todo estaba listo. Los pescadores comenzaron a gritar sobre el extraño pez que habían visto, mientras otros improvisaban un espectáculo con antorchas.

"¡Es el momento! ¡Vamos!" - decía Vicky mientras nadaba rápida hacia la isla.

Los delfines nadaron velozmente, haciendo olas que alborotaron el agua. Los guardias estaban tan confundidos por el ruido y la distracción que ni se dieron cuenta de que Vicky se estaba acercando a la prisión. Con mucho cuidado, encontró una ventana entreabierta y vio a Federico sentado en su celda.

"¡Federico! ¡Estamos aquí!" - le gritó Vicky con una sonrisa, mientras su primo levantaba la mirada.

"¿Vicky? ¿Qué haces aquí?" - se sorprendió Federico, llenándose de alegría al ver a su prima.

El tiempo corría, y el plan estaba por llegar a su clímax. Vicky habló rápidamente,

"¡Te vamos a sacar! Llama a todos los prisioneros. ¡Vamos a hacer ruido!"

Federico no dudó, y blew su silbato. Los demás prisioneros comenzaron a gritar, gritaron de tal manera que los guardias no sabían qué hacer. Fue una locura total durante un par de minutos. Mientras tanto, los delfines hicieron una ola gigante que ayudó a Vicky a apartar la atención del lugar.

Con la oportunidad perfecta, Vicky y Federico saltaron por la ventana. Los delfines estaban listos para recibirlos con sus saltos acrobáticos.

"¡Sube, Federico! ¡Rápido!" - gritó Vicky, mientras pasaba un brazo por su primo.

Aprovechando la distracción, los delfines comenzaron a saltar y hacer acrobacias, entreteniendo a los guardias, mientras el grupo se alejaba de la prisión en un grupo de delfines.

Finalmente, Vicky y Federico llegaron a la playa donde se encontraban los pescadores y Delfi los recibió feliz.

"¡Lo hicimos!" - gritó Vicky, sintiéndose como una heroína. Federico la abrazó y le agradeció.

"No puedo creer que hayamos logrado esto gracias a vos y a los delfines" - dijo Federico emocionado.

Al final, Vicky y Federico volvieron a Mar del Plata con las historias de su aventura. Aprendieron que la valentía y la unión siempre pueden superar cualquier obstáculo.

Y así, cada vez que veían a los delfines saltar en el mar, recordaban aquella increíble hazaña que vivieron juntos, llenando sus corazones de alegría y amistad.

FIN.

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