Víctor y la Bruja Malvada
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía un niño llamado Víctor. Era un chico curioso y valiente que siempre soñaba con aventurarse más allá de su hogar. Un día, mientras exploraba el bosque cercano, se encontró con un antiguo libro de magia. Al abrirlo, una luz brillante emergió y, de repente, apareció una extraña figura ante él: era la Bruja Malvada.
"¡Quién se atreve a abrir mi libro!" - exclamó la bruja, con una mirada feroz.
Pero a Víctor no le dio miedo.
"Soy Víctor, y solo quería conocer el mundo mágico. ¿Por qué eres mala?" - preguntó el niño.
La bruja, sorprendida por su valentía, decidió contarle su historia. Ella había sido una bruja buena en el pasado, pero había sido malinterpretada por los habitantes del pueblo. Cuando la gente dejó de confiar en ella, su corazón se llenó de tristeza y decidió usar su magia para asustar a todos.
"Quiero que mi magia sirva para hacer el bien, pero ya nadie cree en mí" - explicó la bruja, con lágrimas en los ojos.
Víctor, conmovido, decidió ayudarla.
"Podemos demostrarle a la gente que tu magia puede ser buena. ¡Hagámoslo juntos!" - propuso el niño.
La bruja sonrió, y así, comenzaron su aventura. Usaron la magia para crear hermosos paisajes en el pueblo, iluminar la plaza y hacer que los días de lluvia fueran más divertidos. Sin embargo, no todo era fácil. Algunos aldeanos seguían temerosos de la bruja.
Uno de esos días, durante una fiesta que organizaron con magia, un grupo de niños se acercó a Víctor y la bruja. Uno de los chicos, Tomás, se asustó al ver que la bruja usaba su varita.
"¡Cuidado! Ella es peligrosa" - gritó Tomás, mientras retrocedía.
"No soy peligrosa. Solo quiero que se diviertan" - intentó explicar la bruja.
Entonces, Víctor, con su ingenio, tuvo una idea brillante. Propuso que la bruja hiciera un truco mágico que sorprendiera a todos, un espectáculo que los hiciera reír y disfrutar.
"¡Hagámoslo!" - le dijo a la bruja con entusiasmo.
"¿Qué tipo de truco podría ser?" - preguntó la bruja, y su mirada comenzó a brillar nuevamente.
Finalmente, decidieron hacer un increíble espectáculo de luces y colores con un mensaje importante sobre la amistad y la confianza.
El día del espectáculo, la plaza estaba llena. Todos los aldeanos estaban expectantes. La bruja, un poco nerviosa, se preparó para realizar su magia. Víctor, desde el costado, le sonrió.
"Confía en ti misma. ¡Lo lograrás!" - la animó.
Con un gran movimiento de su varita, la bruja comenzó a hacer aparecer figuras de luces y fuegos artificiales en el cielo. Los aldeanos, maravillados, comenzaron a aplaudir y a reír, olvidando el miedo que habían sentido antes. Hasta Tomás se dejó llevar por la magia del momento.
Después del espectáculo, los aldeanos se acercaron. Fue el primer momento en que realmente vieron a la bruja como alguien especial y no como una figura aterradora.
"¡No sabía que la magia podía ser tan hermosa!" - dijo Tomás, sonriendo.
La bruja, emocionada, miró a Víctor y le dijo:
"Gracias, pequeño. Me enseñaste que la confianza y la bondad aún existen en el mundo."
Los habitantes del pueblo comenzaron a acercarse a la bruja y a hacerle preguntas sobre su magia. A partir de ese día, la Bruja Malvada se convirtió en la Bruja Buena del pueblo, y todos juntos comenzaron a hacer magia para embellecer su hogar.
Y así, Víctor no solo ayudó a la bruja a sanar su corazón, sino que también enseñó a su pueblo a no juzgar por apariencias y a encontrar la bondad en los lugares más inesperados. La amistad que nació entre Víctor y la bruja se volvió una leyenda en el pueblo, recordada por generaciones.
Y así, el coraje de un niño cambió la historia de una bruja, porque el amor y la amistad siempre triunfan sobre el miedo.
FIN.