Victoria, la Princesa de los Unicornios



En un mundo mágico, donde los árboles eran de caramelos y los ríos de chocolate, vivía una pequeña princesa llamada Victoria. Su reino, el Valle de los Unicornios, estaba lleno de criaturas maravillosas que galopaban libremente y dejaban un rastro de purpurina a su paso.

Victoria era una niña muy curiosa y bondadosa. Ella pasaba sus días jugando con los unicornios y conversando con ellos sobre sus sueños y anhelos.

Un día, mientras exploraba el bosque, Victoria escuchó un llanto suave. Siguiendo el sonido, encontró a un pequeño unicornio, de pelaje blanco como la nieve y ojos azules profundos.

"¿Por qué lloras, pequeño?"- preguntó Victoria.

"Me llamo Estrellita, y tengo miedo. He perdido a mi mamá en el bosque y no sé cómo encontrarla"- sollozó el unicornio.

Victoria sintió una punzada en su corazón.

"No te preocupes, Estrellita. ¡Lo encontraremos juntos!"- dijo, abrazándolo con ternura.

Así que, armadas de valor y de un inmenso deseo de ayudar, se pusieron en marcha. Mientras recorrían el bosque, Victoria y Estrellita hicieron una pausa en un prado de flores.

"¿Sabías que las flores tienen historias que contar?"- dijo Victoria con una sonrisa.

"¿Cómo es eso?"- preguntó Estrellita, dejando de llorar.

"Cada flor nace en un lugar especial y tiene un color que representa algo. Por ejemplo, las flores amarillas son para la felicidad y las rojas para el amor"- explicó Victoria.

Las dos amigas empezaron a buscar a la madre de Estrellita en medio de los aromas y colores de las flores, pero no tuvieron éxito. Finalmente, llegaron a un claro lleno de perlas brillantes.

"Mirá, Estrellita, ¡son perlas de la sabiduría!"- exclamó Victoria.

"¿Y qué hacen aquí?"- preguntó el unicornio.

"Se dice que quien encuentre una, debe compartir lo aprendido para que todos crezcan juntos"- explicó la princesa.

Victoria decidió recoger una perla y, al acariciarla, le habló a Estrellita.

"Vamos a recordar lo que hemos aprendido hoy. Cada paso que damos es un paso hacia la confianza. No hay que rendirse, incluso cuando las cosas parecen difíciles"- le dijo.

Entusiasmados, continuaron su búsqueda. Sin embargo, la tarde se volvía cada vez más oscura y la ansiedad comenzó a invadir a Estrellita.

"¿Y si nunca encuentro a mi mamá?"- preguntó, con lágrimas nuevamente en sus ojos.

"Eres fuerte, Estrellita. La esperanza es como una estrella que brilla en la noche. Seguiremos buscándola, y estoy segura de que la encontraremos"- le respondió Victoria, abrazando al unicornio con amor.

Al poco tiempo, un rugido aterrador resonó entre los árboles. Ambas se sobresaltaron y se encontraron frente a un enorme dragón de escamas brillantes.

"¿Qué hacen aquí, pequeñas?"- preguntó el dragón.

"Estamos buscando a la mamá de Estrellita"- explicó Victoria.

"No tengan miedo, yo las ayudaré. A veces, las respuestas están más cerca de lo que pensamos"- dijo el dragón.

Con la ayuda del dragón, comenzaron a volar sobre el reino buscando. Al ver mucho más desde las alturas, de pronto, Estrellita vio un destello en el horizonte que le resultaba familiar.

"¡Ahí! ¡Esa es mi mamá!"- gritó llena de alegría.

El dragón las llevó rápidamente hacia el lugar donde estaba la madre de Estrellita, que estaba buscando a su pequeña con preocupación. Al ver a su hija, la madre se llenó de felicidad.

"¡Estrellita! Estaba tan asustada por haberte perdido"- exclamó, abrazando con fuerza a su pequeño unicornio.

Victoria sonrió al ver la felicidad en el rostro de ambas.

"Sabés, a veces hay que estar un poco perdidos para encontrar lo que realmente importa"- les dijo.

Después de que Estrellita y su madre se reunieran, el dragón se despidió de Victoria y el unicornio.

"No olviden que la amistad y la valentía son dos tesoros que siempre deben llevar en su corazón"- agregó el dragón antes de volar hacia el cielo azul.

Victoria regresó a su reino con un corazón lleno de amor y gratitud. Había aprendido que ayudar a los demás era uno de los regalos más grandes, y que los desafíos solo hacían surgir la magia que llevamos dentro.

Desde ese día, la princesa Victoria se convirtió en la defensora de todos los seres del valle, y siempre que alguien necesitaba ayuda, ella estaba lista para una nueva aventura.

FIN.

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