Victoria y la Amistad Inesperada



Había una vez, en una pequeña escuela del barrio, una niña llamada Victoria. Victoria era una niña tranquila, a quien le encantaba leer libros aventureros y dibujar animales fantásticos. Sin embargo, siempre había tenido dificultades para hacer amigos. En el recreo, muchas veces la veías sentada en un rincón, observando cómo los otros niños jugaban juntos.

Un día, la maestra, la señora Elena, anunció que había una niña nueva en la clase. Su nombre era Sara, y justo se había mudado desde una ciudad lejana.

"Hola, soy Sara. ¿Te gustaría ser mi amiga?" - preguntó la nueva niña, sonriendo.

Victoria, sorprendida por la gentileza de Sara, sonrió tímidamente.

"¿De verdad?", - respondió Victoria con un leve susurro.

Desde ese día, las dos niñas comenzaron a pasar tiempo juntas. Sara era extrovertida y siempre tenía ideas emocionantes para jugar.

"¡Vamos a construir una fortaleza en el patio!" - dijo Sara un día, mientras miraba hacia un árbol grande.

"¿Una fortaleza? ¿No es un poco difícil?" - preguntó Victoria.

"¡No si trabajamos juntas!" - exclamó Sara.

A medida que pasaban los días, Victoria comenzó a abrirse más. Sara la motivaba a participar en juegos y actividades que antes la hacían sentir incomoda. Un día, mientras construían su fortaleza, algunas niñas del grupo se acercaron.

"¡Qué hermosa fortaleza! ¿Puedo unirme?" - preguntó una niña llamada Lara.

Sara, entusiasmada, respondió:

"¡Por supuesto! Cuantas más seamos, mejor será nuestra fortaleza!"

Victoria miró a Sara y vio que su amiga estaba ampliando su mundo. Poco a poco, más niños comenzaron a unirse al juego. Fue entonces cuando surgió un nuevo desafío: construir una competencia de castillos de arena.

"¡Necesitamos formar equipos!" - mencionó Joaquín, otro compañero de clase.

Sara dijo:

"¡Victoria! Tú y yo podemos ser un equipo. Siempre he querido ver lo que puedes crear."

Aunque era emocionante, Victoria sintió un pequeño nudo en el estómago.

"Pero, y si no es tan bueno como los demás..." - susurró.

Sara la miró y dijo:

"¡Eso no importa! Lo que importa es que trabajemos juntas y nos divirtamos. A veces, los mejores resultados vienen de los peores intentos. ¡Confía en ti!"

Con esas palabras, Victoria se sintió más segura. Se pusieron manos a la obra construyendo un fantástico castillo de arena, llenándolo de torres, un foso y hasta una puerta de conchas. Aunque no fue perfecto, todas las chicas quedaron impresionadas con su esfuerzo.

"¡Es un castillo increíble!" - dijo Lara, mientras aplaudía.

"¡Sí! ¡Y cada parte refleja la creatividad de Victoria!" - añadió Joaquín.

Victoria sonrió de oreja a oreja, sintiéndose más confiada que nunca. La actividad terminó y el resultado fue celebrada por todos, pero para Victoria, el verdadero premio fue darse cuenta de que podía disfrutar y hacer amigos sin miedo.

Sin embargo, al día siguiente, Sara llegó a la escuela un poco triste.

"¿Qué te pasa?" - preguntó Victoria con preocupación.

Sara respiró profundo y explicó:

"Me han dicho que me mudaría de nuevo. Mis papás encontraron un nuevo trabajo en otra ciudad..."

Victoria sintió como si un pequeño agujero se hiciera en su corazón.

"¿Pero qué haré sin ti?" - preguntó con un hilo de voz.

"Hiciste que este lugar se sintiera como un hogar."

Sara sonrió, aunque con lágrimas en los ojos.

"Yo también te voy a extrañar. Pero siempre estaré aquí, en tu corazón, y siempre somos amigas, sin importar la distancia. Y hay otras maneras de mantenernos conectadas. Podemos escribir cartas, hacer videollamadas!"

Así fue como, a pesar de la distancia, Victoria y Sara prometieron seguir siendo amigas. Cuando Sara se fue, Victoria se sintió triste, pero también sabía que había crecido y aprendido a disfrutar la amistad y la compañía. Con el tiempo, se atrevió a hablarle a otros niños y a ¡hacer nuevos amigos!

Un día, en la clase de arte, mientras trabajaba en una nueva pintura, sintió que la amistad que había compartido con Sara había dejado una huella en su corazón.

Desde entonces, nunca más sintió miedo de acercarse a otros, siempre recordando que hay un mundo lleno de nuevas amistades esperando ser descubiertas.

Y así, Victoria, con su nuevo grupo de amigos, se convirtió en la niña feliz que había estado esperando ser.

Fin.

FIN.

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