Violeta y el Cambio Mágico



Había una vez un hermoso auto llamado Violeta. Era un pequeño auto deportivo que vivía en el garaje de Don Pedro, un amable mecánico en un pueblito lleno de colores llamativos. Violeta era conocida en todo el pueblo por su brillante color violeta y su simpático claxon que sonaba como un divertido 'bip bip'. Todos amaban dar paseos con él, pero había algo que Violeta deseaba profundamente.

Un hermoso día de primavera, Violeta miraba a su alrededor mientras Don Pedro lo limpiaba. Notó que todos los autos de sus amigos tenían colores diferentes: Rojo con Luna, el auto de la señora Rosa, Amarillo Brillante, el de los mellizos Mateo y Lía, y un encantador Azul Verano que pertenecía a la familia Martínez. Violeta se sintió un poco triste.

"¿Por qué no puedo tener un color diferente como mis amigos?" - pensó Violeta.

"¿No sería divertido ser de otro color?" - susurró, esperando que su deseo se cumpliera.

Al caer la tarde, mientras los últimos rayos de sol iluminaban el garaje, una suave brisa entró por la ventana. De pronto, una chispa mágica iluminó a Violeta.

"¡Hola, Violeta!" - exclamó la chispa, que no era otra cosa que un hada llamada Lila. "He oído tu deseo. Quieres ser de otro color, ¿verdad?"

"Sí, me gustaría ser rosa, ¡como el algodón de azúcar!" - respondía emocionado Violeta.

"Está bien, pero recuerda: el color no define quién eres. La belleza está dentro de ti, y el ser diferente es lo que hace al mundo interesante. ¿Estás listo para el cambio?"

Sin esperar respuesta, Lila agitó su varita mágica y, de golpe, Violeta se llenó de destellos rosas. Cuando la magia se disipó, Violeta miró su nuevo color con asombro.

"¡Soy rosa!" - gritó feliz. No podía esperar para salir y mostrar su brillante color a todos sus amigos.

Al salir del garaje, Violeta se dio cuenta de que no todos tenían la misma reacción.

"¡Mirá, es el nuevo rosa!" - gritó Amarillo Brillante, pero algunos comenzaron a reír.

"¿Por qué te volviste rosa?" - preguntó Rojo con Luna. "Eras tan bonito de color violeta. Ahora pareces un chicle masticado!"

Violeta se sintió un poco herido.

"Pero..¡me gusta estar de este color!" - intentó defenderse. Sin embargo, sentía que las palabras de sus amigos lo afectaban.

Con el corazón un poco apesadumbrado, decidió visitar a Lila.

"¡Lila!" - exclamó. "No me siento tan bien. Aunque el rosa es hermoso, creo que me gustaba más siendo violeta. La gente se ríe de mí."

"Querido Violeta, cada color tiene su belleza, y a veces las personas no entienden eso. Pero el valor real está en cómo te sientes contigo mismo. Entonces, ¿qué harás?" - le preguntó Lila.

"Quiero volver a ser violeta" - contestó Violeta, menos triste pero con una nueva perspectiva.

Lila sonrió y le dijo: "Por supuesto. Pero recuerda, de vez en cuando, es bueno experimentar. Te trae nuevas perspectivas y amistades. ¿Listo para volver a tu color original?"

Y con un toque de su varita, Violeta volvió a ser el hermoso auto violeta que todos conocían. Cuando volvió al pueblo, todos los autos se agolparon alrededor de él.

"¡Ese es el Violeta que conocemos!" - gritó Ariana, una pequeña niña que había sido su amiga desde siempre. "Te extrañamos, ¡no te dejes influenciar por lo que dicen los demás! Eres especial tal como eres."

Violeta se sintió feliz y agradecido. De pronto, se dio cuenta de que no necesitaba un nuevo color para ser especial.

"¡Gracias, amigos!" - exclamó alegre. "La diferencia es lo que nos hace únicos, y hay belleza en todos los colores. ¡Juntos, nuestros colores hacen del mundo un lugar maravilloso!"

Desde ese día, Violeta aprendió a valorar su singularidad y a no temer a la opinión de los demás. Y aunque se divirtió siendo rosa por un tiempo, siempre amó ser él mismo: un auto violeta lleno de aventuras y amistades. Él y sus amigos juntos hicieron del pueblo un lugar aún más colorido y lleno de alegría.

Y así, Violeta encontró el verdadero valor de ser diferente y único, una lección que nunca olvidaría.

FIN.

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