Volando hacia la Felicidad


Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una abuela llamada Marta. A pesar de sus años, la abuela Marta siempre tenía una sonrisa en su rostro y un brillo especial en sus ojos.

Era conocida por ser muy cariñosa con todos los niños del vecindario. Un día soleado, los nietos de la abuela Marta, Lucas y Sofía, fueron a visitarla. Estaban emocionados por pasar tiempo con su querida abuela y hacer algo divertido juntos.

"¡Abuelita! ¿Qué vamos a hacer hoy?", preguntó entusiasmado Lucas. La abuela Marta les sonrió y dijo: "Vamos a la plaza para volar barriletes". Los ojitos de Lucas y Sofía se iluminaron al escuchar esto.

Nunca habían volado un barrilete antes y estaban ansiosos por aprender. Cuando llegaron a la plaza, encontraron un lugar perfecto para comenzar su aventura. La abuela Marta sacó tres coloridos barriletes que había hecho ella misma con mucho amor.

"Ahora presten atención", dijo la abuela mientras desenrollaba el hilo para cada uno de ellos. "Para volar el barrilete necesitan correr con él hasta que sientan cómo el viento lo eleva". Lucas asintió emocionado mientras Sofía miraba atenta las instrucciones de su tierna abuelita.

Con mucha energía y emoción, los tres empezaron a correr por toda la plaza sosteniendo sus barriletes.

Pero algo inesperado ocurrió: justo cuando iban a soltarlos al aire, una ráfaga fuerte de viento los arrastró lejos de la abuela Marta. "¡Mis barriletes!", gritó Sofía, mientras veía cómo se alejaban volando sin control. Lucas y la abuela corrieron tras ellos, pero era inútil. Los barriletes habían desaparecido en el horizonte. Los tres estaban tristes y desanimados.

Pero la abuela Marta no perdió su sonrisa ni su espíritu optimista. "No se preocupen, chicos", les dijo con calma. "A veces las cosas no salen como esperamos, pero siempre hay una solución".

Decidieron sentarse en un banco de la plaza para pensar qué hacer a continuación. Entonces, Lucas tuvo una idea brillante. "Abuelita, ¿y si hacemos nuevos barriletes?", sugirió emocionado. La abuela Marta sonrió orgullosa y asintió.

Juntos fueron a comprar papel de colores y palitos para construir unos nuevos barriletes aún más hermosos que los anteriores. Después de horas de trabajo duro y mucha risa compartida, los tres finalmente terminaron sus coloridos barriletes nuevamente.

Esta vez, antes de volarlos al aire, ataron una cuerda extra larga a cada uno para evitar que se perdieran otra vez. Con cuidado y paciencia, Lucas y Sofía corrieron por toda la plaza hasta que sus barriletes comenzaron a elevarse majestuosamente en el cielo azul.

"-¡Mira abuelita! ¡Nuestros barriletes vuelan alto!", exclamó Sofía emocionada mientras sostenía firmemente su hilo. La abuela Marta, con los ojos llenos de felicidad, les dijo: "A veces, la vida nos enseña que debemos ser valientes y perseverar frente a los obstáculos.

Siempre hay una forma de encontrar la felicidad". Desde ese día en adelante, Lucas y Sofía aprendieron muchas cosas de su abuela Marta.

Aprendieron a no rendirse cuando las cosas no salen como se esperan y a buscar siempre soluciones creativas. Juntos compartieron momentos inolvidables volando barriletes en la plaza y construyendo hermosos recuerdos.

Y así, mientras el viento acariciaba sus rostros y los barriletes danzaban en el cielo, los tres encontraron la verdadera felicidad: estar juntos y disfrutar cada momento con amor y alegría.

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