Volando hacia nuestros sueños



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Encantada, donde todos los niños y niñas soñaban con ser princesas y príncipes. Pero había un problema: no tenían escobas mágicas para volar por los cielos y vivir grandes aventuras.

Un día, la sabia bruja del pueblo decidió ayudar a los niños y niñas a hacer realidad sus sueños. Preparó un hechizo especial que convertiría las simples escobas en escobas mágicas capaces de volar.

El día esperado llegó y todos los niños y niñas se reunieron en la plaza central del pueblo. La bruja apareció ante ellos con su sombrero puntiagudo y su varita mágica brillante.

"-¡Bienvenidos, queridos niños y niñas! Hoy les enseñaré el poder de la magia", dijo la bruja con una sonrisa amable. Los ojos de los pequeños brillaron de emoción mientras miraban expectantes a la bruja. Todos deseaban tener una escoba mágica para volar como las princesas de sus cuentos favoritos.

La bruja comenzó a recitar el hechizo mientras agitaba su varita sobre las escobas que habían traído los niños y niñas:"-Escoba querida, conviértete en alada, Vuela alto, sin preocupación alguna, Cumple el deseo de cada corazón, Y haz realidad cualquier ilusión.

"Al terminar el hechizo, algo increíble sucedió: todas las escobas comenzaron a levitar en el aire. Los rostros de alegría e incredulidad se reflejaron en cada uno de los niños y niñas presentes.

Uno a uno, fueron subiendo a sus escobas mágicas y comenzaron a volar por el pueblo. Las risas llenaron el aire mientras los pequeños surcaban los cielos, sintiéndose como auténticos príncipes y princesas. Pero la historia no termina aquí.

Mientras volaban, se dieron cuenta de que había un problema: solo podían volar durante un tiempo limitado antes de que las escobas perdieran su magia. Entonces, decidieron buscar una solución. Trabajaron juntos para encontrar diferentes formas de mantener viva la magia en sus escobas por más tiempo.

Algunos encontraron que cantar canciones alegres les daba energía extra, otros descubrieron que pensar en cosas hermosas les permitía volar más alto.

Con cada descubrimiento, los niños y niñas aprendieron valiosas lecciones sobre la importancia del trabajo en equipo, la creatividad y la perseverancia. Aprendieron que si querían algo con todo su corazón, debían esforzarse por conseguirlo. Pasaron semanas volando por Villa Encantada, explorando nuevos lugares e imaginando emocionantes aventuras.

Se convirtieron en amigos inseparables y compartieron momentos inolvidables juntos. Y así fue como los niños y niñas de Villa Encantada descubrieron que no necesitaban ser príncipes o princesas para vivir grandes aventuras; solo necesitaban creer en sí mismos y aprovechar al máximo lo que tenían.

Con el paso del tiempo, las escobas mágicas dejaron de funcionar por completo. Pero eso no importó porque los niños y niñas habían aprendido algo mucho más importante: la magia no estaba en las escobas, sino dentro de ellos mismos.

Desde aquel día, cada uno de los niños y niñas de Villa Encantada siguió soñando y persiguiendo sus sueños.

Y aunque ya no volaban por los cielos, siempre llevaban consigo el recuerdo de aquella experiencia mágica que les enseñó a nunca dejar de creer en sí mismos.

Y así, Villa Encantada se convirtió en un lugar donde los sueños se hacían realidad, gracias al poder del amor, la amistad y la magia que habitaba en el corazón de cada niño y niña.

FIN.

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