Vuelo de amistad
Había una vez un parque encantado donde vivía un dragón llamado Dante. Aunque era un dragón bondadoso, solía pasar la mayor parte del tiempo solo, ya que los humanos se asustaban al verlo.
Un día soleado, mientras Dante descansaba cerca de un lago, escuchó risas y voces a lo lejos. Se levantó y caminó hacia el ruido para ver qué estaba sucediendo. Para su sorpresa, encontró a un grupo de niños jugando felices en el parque.
Entre ellos había un niño llamado Leo que era diferente a los demás: tenía unas hermosas alas blancas que brotaban de su espalda. Leo siempre soñaba con volar alto en el cielo como los pájaros y mariposas.
Curioso por este nuevo encuentro, Dante se acercó lentamente al grupo de niños. Al principio, todos se asustaron al ver al imponente dragón acercarse a ellos. Pero cuando vieron la mirada amigable en los ojos de Dante, empezaron a relajarse.
"¡No tengas miedo! Soy Dante, el dragón del parque", dijo Dante con voz suave pero potente. Leo no pudo evitar sentirse emocionado ante la presencia del majestuoso dragón.
Se le acercó tímidamente y preguntó:"¿Puedes volar?"Dante sonrió amablemente y respondió:"Sí, puedo volar muy alto en el cielo. "Los ojitos de Leo brillaron de emoción cuando imaginó lo maravilloso que sería poder volar junto a Dante. "Me encantaría volar contigo algún día", dijo Leo con entusiasmo.
Dante, quien siempre había deseado tener un amigo con quien compartir sus aventuras en el cielo, le propuso a Leo:"Si quieres volar, puedo enseñarte cómo hacerlo. Pero primero, debes aprender a controlar tus alas. "Leo asintió emocionado y comenzó a practicar junto a Dante.
Durante días y semanas, trabajaron juntos para fortalecer las alas de Leo y enseñarle técnicas de vuelo seguras. Poco a poco, Leo fue ganando confianza en sí mismo y desarrollando habilidades para volar cada vez más alto.
Juntos exploraron los hermosos paisajes del parque desde las alturas y se convirtieron en los mejores amigos. Sin embargo, un día mientras volaban sobre el parque, vieron que un árbol estaba ardiendo.
Los niños del parque estaban asustados y no sabían qué hacer. "¡Tenemos que ayudarlos!", exclamó Leo preocupado. Dante asintió y guió a Leo hacia el lugar del incendio. Con su aliento de fuego controlado cuidadosamente por Dante, lograron apagar las llamas y salvar el árbol.
Los niños quedaron impresionados por la valentía de Dante y la habilidad de vuelo de Leo. Se dieron cuenta de que no importa cuán diferentes sean entre ellos; todos pueden trabajar juntos para superar cualquier obstáculo.
A partir de ese día, la amistad entre Dante y Leo se hizo aún más fuerte. Juntos siguieron protegiendo el parque y ayudando a quienes lo necesitaban.
Y así demostraron al mundo que incluso una criatura mítica como un dragón y un niño con alas pueden marcar la diferencia cuando trabajan juntos. Y así, el parque encantado se convirtió en un lugar donde todos los seres mágicos y los niños podían jugar y aprender a volar más alto cada día. Fin.
FIN.