Web Wabo y la carrera del equilibrio


Web Wabo era un niño que vivía en una pequeña ciudad costera de Argentina. Era un chico alegre y divertido, pero lo que más le gustaba hacer era jugar videojuegos.

Un día, su amigo Juanito le prestó su consola Playa Station con el juego de carreras "Autos Locos". Web se emocionó tanto que no podía esperar para llegar a casa y empezar a jugar. Cuando llegó a su casa, desempacó la consola y la conectó al televisor.

Encendió el juego y comenzó a correr por las pistas virtuales del juego.

Estaba tan concentrado que no se dio cuenta del tiempo hasta que vio el reloj: ¡habían pasado tres horas! Pero cuando intentó apagar la consola, algo extraño pasó. La pantalla se puso negra y una luz brillante apareció frente a él. De repente, Web fue transportado dentro del mundo del juego.

Estaba sentado en el asiento del conductor de uno de los autos locos, listo para competir contra otros jugadores virtuales. Pero esta vez era real: podía sentir la velocidad y los movimientos bruscos mientras manejaba. Web estaba emocionado pero también un poco asustado.

No sabía cómo salir del juego o volver al mundo real. De repente, escuchó una voz detrás de él: "Hola, soy Tito Turbo". Era uno de los personajes del juego quien lo había ayudado antes en distintas ocasiones virtuales.

"¿Cómo puedo salir de aquí?" preguntó Web angustiado. "No te preocupes" respondió Tito Turbo "Solo tienes que ganar todas las carreras. "Web acepto el desafío y empezó a competir.

A medida que avanzaba en las carreras, descubrió que había más cosas importantes en la vida que solo jugar videojuegos: amigos, familia, deportes y aventuras. Finalmente llegó a la carrera final y ganó. De repente se encontró de vuelta en su sala de estar frente al televisor.

Se dio cuenta de que había aprendido una valiosa lección: aunque los videojuegos pueden ser divertidos, no son lo único importante en la vida.

Desde ese día Web jugaba menos tiempo con la Playa Station pero cuando lo hacía, siempre recordaba los consejos de Tito Turbo y se aseguraba de tener un equilibrio entre las actividades virtuales y reales.

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