Wenceslao y el misterio del basural de plástico en la plaza
En la plaza del barrio de Wenceslao Escalante, había un misterioso basural de plástico que preocupaba a todos los vecinos. El basural crecía poco a poco, y nadie sabía cómo detenerlo.
Un día, Wenceslao, un niño curioso y valiente, decidió investigar el origen de ese basural. Armado con su mochila llena de meriendas, emprendió su aventura hacia la plaza. Al llegar, se encontró con la sorpresa de que el basural de plástico cobraba vida y comenzaba a hablar.
-¡Hola, soy Poli el Plástico! -dijo una bolsa arrastrada por el viento. -Estoy aquí para contarte nuestra historia y pedirte ayuda. Wenceslao, asombrado, escuchó atentamente lo que Poli le contaba.
Resulta que los envases de plástico tirados en la plaza estaban tristes y enojados por haber sido desechados de manera irresponsable. Querían ser reutilizados y convertirse en algo útil. Comprometido con la causa, Wenceslao decidió liderar un proyecto para limpiar la plaza y darle una segunda oportunidad a todo ese plástico.
Convocó a todos los niños del barrio y, juntos, organizaron jornadas de limpieza y reciclaje. Con ingenio, creatividad y mucha diversión, transformaron el plástico en hermosas macetas, juguetes ecológicos, y hasta instrumentos musicales.
La plaza se convirtió en un lugar lleno de color y vida, gracias al esfuerzo y la dedicación de Wenceslao y sus amigos. La comunidad se unió al proyecto, adoptando prácticas responsables de reciclaje y cuidado del medio ambiente.
El basural de plástico desapareció, y en su lugar florecieron hermosas plantas y juegos reciclados. Todos aprendieron la importancia de reutilizar y cuidar nuestro planeta, dando una lección de amor y compromiso con el entorno.
Wenceslao y sus amigos demostraron que, con voluntad y trabajo en equipo, cualquier problema puede ser transformado en una gran oportunidad para hacer el bien.
FIN.