Wendy y el fuego salvador



Había una vez en un bosque encantado, una joven trasgo llamada Wendy. Ella se levantaba todas las mañanas con el sol y se dirigía a su escuela entre los árboles y las flores del camino.

Wendy era diferente a los demás trasgos de su edad. Tenía el cabello negro con destellos azulados, orejas puntiagudas, piel blanca como la nieve y unos ojos cafés llenos de ternura.

A pesar de su apariencia peculiar, lo que más destacaba en Wendy era su enorme corazón. Esa mañana, mientras caminaba hacia la escuela, Wendy escuchó unos ruidos extraños provenientes del bosque. Su corazón comenzó a latir rápidamente y sus piernas temblaban de miedo.

Sin embargo, decidió seguir adelante para descubrir qué estaba pasando. Al adentrarse en el bosque, Wendy vio a un grupo de animalitos asustados por un incendio que había comenzado cerca de ellos. Sin dudarlo ni un segundo, Wendy se acercó y les ofreció ayuda.

"¡No teman! Yo los ayudaré a salir de aquí", dijo Wendy con valentía. Con mucho esfuerzo y coraje, Wendy logró guiar a los animalitos hasta un lugar seguro lejos del fuego.

Todos le estaban muy agradecidos y la miraban con admiración por su valentía. "¡Gracias por salvarnos!" -dijeron los animalitos al unísono. Wendy sonrió tímidamente y les dijo: "No hay nada que agradecer, solo hice lo que mi corazón me dictaba".

Desde ese día, todos en el bosque hablaban sobre la valentía y bondad de Wendy. La noticia llegó incluso al reino de los elfos vecinos, quienes decidieron invitarla a una celebración en su honor.

Wendy sintió miedo al principio ante la idea de ser el centro de atención, pero recordando cómo había superado sus miedos anteriormente en el bosque, decidió aceptar la invitación. La fiesta en honor a Wendy fue maravillosa.

Los elfos le entregaron una medalla por su valentía y le dijeron palabras llenas de admiración. Wendy se sintió feliz y orgullosa de haber superado sus miedos una vez más.

Al regresar al bosque tras aquel día inolvidable, Wendy comprendió que aunque ser tímida o tener miedo eran parte natural de ella misma, nunca debían impedirle hacer lo correcto o ayudar a quienes lo necesitaban.

Y así fue como Wendy aprendió que no importa cuán pequeño seas o cuánto miedo sientas; siempre puedes encontrar dentro tuyo la fuerza para hacer grandes cosas si sigues tu corazón con valentía y bondad. Y desde entonces, cada vez que alguien necesitaba ayuda en el bosque encantado ¡allí estaba ella para brindarla!

FIN.

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