Xiomara y la Aventura de la Tablet



Xiomara era una niña brillante, llena de energía y siempre lista para jugar con sus amigos en el parque. Le encantaba correr, saltar y explorar. Sus días estaban llenos de risas y juegos, hasta que un día, por su cumpleaños, sus padres le regalaron una tablet. Al principio, Xiomara estaba entusiasmada, pero con el paso del tiempo, su vida comenzó a cambiar.

Desde que abrió la caja y vio su nueva tablet, no podía dejar de mirar la pantalla. "Mirá lo que puedo hacer, mamá!"-, dijo Xiomara, mientras giraba la tablet mostrando un montón de aplicaciones y juegos. Sus padres sonrieron, felices por su regalo, pero nunca imaginaron lo que vendría después.

Cada día, en lugar de salir a jugar con sus amigos, Xiomara se quedaba en casa explorando el mundo digital. "Es tan divertido aquí", pensaba, mientras sus amigos la llamaban desde la calle. "Xiomara, ven a jugar, por favor!"-, gritaban sus amigos, pero ella solo respondía entre dientes: "Un minutito más..."-.

Los días se convirtieron en semanas y así fue como sus padres comenzaron a notar un cambio en su hija. Ella ya no reía como antes, había perdido su energía y, lo más preocupante, ya no quería salir a jugar. "Xiomara, tenemos que hablar"-, le dijo su madre una tarde. "Estamos preocupados por vos. Extrañamos a la niñita alegre que se la pasaba jugando en el parque"-.

Xiomara miró la tablet, sintiendo un nudo en el estómago. "Pero es que aquí puedo correr, jugar y tener aventuras..."- replicó, sintiéndose defendida.

Una tarde, sus padres decidieron hacer algo al respecto. Organizaron una búsqueda del tesoro en el parque, invitando a todos los amigos de Xiomara. "Seguro que le va a encantar ver a sus amigos de nuevo"-, se dijeron entre ellos.

Cuando Xiomara se enteró, puso cara de desagrado. "No quiero ir, prefiero quedarme aquí"-, dijo mientras se acomodaba en su sillón favorito.

Pero sus padres no se dieron por vencidos. Le dijeron: "Vamos a ver si es tan divertido como en la tablet"-. Al final, un rayo de curiosidad cruzó por la mente de Xiomara. "Está bien, voy, pero solo por un rato..."-.

Al llegar al parque, sus amigos estaban emocionados. "¡Xiomara, vení! Tenemos que encontrar el tesoro juntos!"- le gritaron. A pesar de su renuencia inicial, la alegría de sus amigos empezó a contagiarla.

Mientras corrían de un lado a otro, buscando pistas y resolviendo acertijos, Xiomara sintió que algo dentro de ella comenzaba a despertar. "¡Esto es mucho más divertido que la tablet!"- exclamó, riendo con cada carrera.

Esa tarde, ríendo y jugando, encontrando el tesoro escondido, Xiomara se dio cuenta de lo que realmente le encantaba: la compañía de sus amigos y la diversión del juego en la vida real.

Al regresar a casa, ya no vio su tablet como antes. "Mamá, ¿podemos limitar el tiempo que paso con la tablet?"- preguntó Xiomara. "¡Por supuesto, cariño!"-, respondió su madre con una sonrisa.

Desde ese día, Xiomara encontró un equilibrio. Diversificó su tiempo entre aventuras digitales y alegres momentos en el parque con sus amigos. Aprendió que, aunque la tecnología puede ser divertida, nada reemplaza las risas y la alegría que comparte con sus seres queridos.

Por eso, todos los días, antes de encender la tablet, se pregunta: "¿Qué aventura me espera hoy con mis amigos?"-. Y así, la tablet se convirtió en un complemento, no en un reemplazo, de su vida.

FIN.

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