Yamandú, el dragón que soñaba con volar




Había una vez en un valle encantado, un pequeño dragón llamado Yamandú. A diferencia de otros dragones, a Yamandú no le gustaba quedarse en tierra firme, siempre miraba al cielo y soñaba con poder volar como los pájaros.

Un día, Yamandú decidió que iba a aprender a volar cueste lo que cueste. Buscó la ayuda de los animales del valle, pero todos le decían que los dragones no estaban hechos para volar.

Sin embargo, Yamandú no se dio por vencido y decidió buscar al anciano sabio de la montaña. "Por favor, señor sabio, ¿me podría enseñar a volar?", le pidió Yamandú con entusiasmo.

El sabio, con su larga barba blanca, sonrió y le dijo: "Yamandú, el verdadero secreto para volar está en tu interior. Debes encontrar la fuerza y la determinación para alcanzar tu sueño". Yamandú no entendía muy bien las palabras del sabio, pero decidió seguir su consejo.

Entrenó duro todos los días, saltaba desde lo más alto de los acantilados y batía sus enormes alas con todas sus fuerzas. Pasaron los días y Yamandú no lograba volar, comenzaba a desanimarse. Pero un día, mientras descansaba junto al río, escuchó el canto de un ruiseñor.

El bello sonido lo llenó de alegría y de repente, sintió una energía diferente en su interior. Era como si el canto del ruiseñor hubiera despertado algo dormido dentro de él.

Con renovadas fuerzas, Yamandú se lanzó desde el acantilado y esta vez, ¡logró volar! Fue un momento mágico, el valle entero celebró el logro de Yamandú.

Desde ese día, Yamandú se convirtió en el dragón más feliz y sabio del valle, enseñando a todos que los sueños se pueden alcanzar con esfuerzo y determinación.

FIN.

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