Yaque y el Poder de la Amabilidad


Había una vez un niño llamado Yaque, quien vivía en un pequeño pueblo junto a su familia. Aunque era muy inteligente y divertido, tenía un problema: no sabía cómo expresar sus sentimientos de manera adecuada.

Muchas veces se mostraba poco amable con sus padres y hermanos, lo cual causaba tristeza y desilusión en su hogar.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Lucas y Sofía, Yaque notó que ellos siempre conversaban de forma respetuosa y amigable. Admirado por la habilidad de sus amigos para comunicarse, decidió preguntarles cuál era su secreto. "Chicos, me doy cuenta de que ustedes siempre hablan con respeto y amabilidad. ¿Cómo lo hacen?", preguntó Yaque curioso.

Lucas sonrió y respondió: "Es importante aprender a ser asertivos, Yaque. Significa expresar nuestros pensamientos y sentimientos sin dañar a los demás".

Sofía asintió emocionada e invitó a Yaque a unirse al "Club de la Asertividad", donde aprenderían juntos cómo comunicarse mejor. En el club, había otros niños como ellos quienes también querían mejorar su habilidad para ser asertivos. La maestra del club les enseñaba diferentes técnicas para expresarse de manera clara pero respetuosa.

Una tarde, durante una actividad del club sobre cómo pedir las cosas correctamente, Yaque compartió una situación que le había ocurrido recientemente:"Chicos, el otro día mi mamá preparó mi comida favorita para cenar.

Pero yo estaba tan ocupado jugando que cuando llegué a casa simplemente dije "no quiero eso". Mi mamá se puso muy triste y me castigaron". Los demás niños escuchaban atentamente mientras Yaque continuaba:"Ahora me doy cuenta de que podría haber pedido las cosas de una manera más amable.

Podría haberle dicho a mi mamá: "Mamá, gracias por preparar mi comida favorita, pero hoy no tengo mucha hambre. ¿Podría guardarla para mañana?"". Todos los niños del club asintieron con aprobación y elogiaron la nueva forma de expresarse de Yaque.

Con el tiempo, Yaque practicó cada vez más cómo ser asertivo en diferentes situaciones. Aprendió a expresar sus sentimientos sin herir los sentimientos de los demás y a pedir lo que necesitaba con respeto.

Un día, cuando regresó a casa después del club, su familia notó un cambio positivo en su actitud. Se sorprendieron gratamente al ver cómo Yaque les hablaba con amabilidad y consideración. "Hijo, estamos orgullosos de ti", dijo su madre emocionada.

"Nos alegra mucho ver cómo has aprendido a ser asertivo y respetuoso". Yaque sonrió felizmente sabiendo que había logrado cambiar y mejorar su relación con su familia gracias al poder de la comunicación asertiva.

Desde ese día en adelante, Yaque siguió practicando la asertividad junto a sus amigos del club. Juntos descubrieron que aprender a comunicarse adecuadamente era clave para mantener relaciones saludables y felices.

Y así fue como Yaque se convirtió en un experto en ser asertivo, inspirando a otros niños del pueblo a seguir su ejemplo. Juntos, aprendieron a construir un mundo lleno de respeto y amabilidad. .

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