Yazmín y el Dentista Maravilloso



Había una vez una niña llamada Yazmín que vivía en un pequeño pueblo. A Yazmín le encantaba jugar, correr y reír todo el día, pero había algo que la preocupaba: tenía miedo de ir al dentista.

Un día, mientras jugaba en el parque, Yazmín se cayó y se lastimó un diente. Su mamá la llevó rápidamente a la clínica dental del pueblo para que la atendiera la dentista Marucha.

Al entrar a la clínica, Yazmín sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La sala de espera estaba llena de niños con caras asustadas. Pero cuando vio a Marucha sonreírle amablemente, se sintió un poco más tranquila. "Hola Yazmín", dijo Marucha con voz suave.

"¿Cómo te sientes?""Tengo miedo", respondió Yazmín temblando. "Nunca he ido al dentista antes". Marucha entendió perfectamente cómo se sentía Yazmín y decidió hacer algo especial para ayudarla a superar sus miedos.

Con una gran sonrisa en su rostro, le explicó todos los instrumentos que usaría durante el tratamiento de manera divertida y fácil de entender. "Este es mi explorador mágico", dijo Marucha mostrándole una pequeña vara brillante. "Con él puedo encontrar cualquier problema en tus dientes".

Yazmín miró el explorador mágico con curiosidad y comenzó a sentirse menos asustada. Luego, Marucha le mostró una jeringa sin aguja y le explicó cómo utilizaría anestesia para asegurarse de que no sentiría dolor durante el tratamiento.

"Esta es mi varita mágica", dijo Marucha con una sonrisa. "Con ella, puedo hacer desaparecer cualquier molestia". Yazmín se rió y empezó a pensar en lo divertido que sería tener poderes mágicos como Marucha. Finalmente, llegó el momento de comenzar el tratamiento.

Yazmín se sentó en la silla dental y cerró los ojos con fuerza. Pero cuando abrió los ojos, vio algo sorprendente: había un dibujo gigante del sol en el techo. "Este es mi sol mágico", dijo Marucha.

"Mientras estemos bajo su luz brillante, todo será más fácil y divertido". Yazmín miró al sol mágico y sintió cómo su miedo comenzaba a desvanecerse. Se relajó y permitió que Marucha hiciera su trabajo sin problemas.

Después de terminar el tratamiento, Yazmín se dio cuenta de que no había sido tan malo como pensaba. Agradecida por la ayuda de Marucha, le dio un gran abrazo. "¡Muchas gracias por hacerme sentir segura!", exclamó Yazmín emocionada.

"Ya no tendré más miedo de ir al dentista". Marucha sonrió orgullosa y le recordó a Yazmín la importancia de cuidar sus dientes mediante la limpieza diaria y las visitas regulares al dentista.

Desde ese día, Yazmín dejó atrás sus temores y se convirtió en una niña valiente. Incluso animaba a sus amigos a visitar al dentista sin temor alguno. La historia de Yazmín y Marucha nos enseña que no debemos dejar que nuestros miedos nos controlen.

Siempre habrá personas amables y dispuestas a ayudarnos a superar cualquier obstáculo, solo tenemos que estar abiertos a recibir su apoyo.

FIN.

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