Yolanda y la misión de la felicidad



Yolanda era una niña valiente y decidida que vivía en un pequeño pueblo rodeado de bosques misteriosos. Cuando su hermano se fue con su padre, ella se sintió sola y triste, pero sabía que no podía rendirse.

Decidió emprender una aventura para encontrar algo emocionante que hacer. Un día, Yolanda escuchó rumores sobre un palacio embrujado en lo profundo del bosque.

Intrigada por la idea de desafiar a la malvada señora que supuestamente lo habitaba, decidió ir a investigar. Al llegar al palacio, Yolanda notó que estaba cubierto de enredaderas retorcidas y parecía abandonado desde hacía mucho tiempo. Con paso firme, entró en el lugar oscuro y polvoriento.

De repente, una voz siniestra resonó en las paredes:- ¡Bienvenida, intrusa! ¿Qué te trae a mi morada? Yolanda tragó saliva y respondió con valentía:- Soy Yolanda, y he venido aquí en busca de un desafío. Quiero demostrar que soy capaz de superar cualquier obstáculo.

La malvada señora apareció ante ella con una mirada burlona en sus ojos brillantes. - Muy bien, pequeña valiente. Te daré tres pruebas para ver si realmente eres digna de salir victoriosa de mi palacio -dijo la señora con voz escalofriante.

Yolanda aceptó el desafío sin vacilar. La primera prueba consistía en encontrar una llave dorada escondida en medio de un laberinto encantado dentro del palacio. Con astucia e ingenio, Yolanda logró superarla rápidamente.

En la segunda prueba, la malvada señora le pidió a Yolanda que resolviera un acertijo complicado antes de que se agotara el tiempo. Con concentración y paciencia, la niña logró descifrarlo justo a tiempo.

Finalmente, llegó la tercera prueba: enfrentarse a su mayor miedo en una habitación oscura llena de sombras inquietantes. A pesar del miedo palpable que sentía, Yolanda recordó su determinación y decidió seguir adelante sin titubear.

Cuando salió triunfante de la habitación oscura, la malvada señora sonrió sorprendida por la valentía y perseverancia de Yolanda. - Has demostrado ser más fuerte de lo que pensaba -dijo la señora-. Te concedo un deseo como recompensa por tu coraje.

Sin dudarlo ni un segundo, Yolanda pidió poder traer felicidad a todos los corazones afligidos del mundo. La malvada señora asintió con admiración ante tan noble deseo y concedió su petición.

Desde ese día en adelante, Yolanda se convirtió en una heroína para su pueblo al compartir alegría y esperanza dondequiera que iba. Aprendieron juntos el valor de enfrentar los desafíos con valentía e ingenio; así descubrieron que nunca están solos cuando tienen fe en sí mismos y comparten amor con los demás.

FIN.

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