Yorkssan, el Jefe de Salud Ocupacional del OIJ
Había una vez en un pueblo llamado San Servancio, un simpático y peculiar personaje llamado Yorkssan. Era el Jefe de Salud Ocupacional de una institución muy importante: el OIJ, que significaba “Organización de Investigación de Juguetes”.
Yorkssan era conocido no solo por su gran responsabilidad en cuidar la salud de todos los trabajadores, sino también por su particular forma de resolver problemas. Tenía un gran amor por los juguetes y cada mañana, en su oficina, los colores brillantes y los juegos llenaban el ambiente.
Un día, mientras se preparaba para un importante encuentro con su equipo, recibió una llamada de su amiga Clara, quien era ingeniera de diseño de juguetes.
-Clara: “¡Yorkssan! Necesito tu ayuda urgentemente. Hay un problema con los nuevos juguetes que diseñamos. Algunos niños se quejan de que les molestan al jugar.”
-Yorkssan: “¡No te preocupes, Clara! Voy para allá de inmediato. La salud de los niños es lo más importante.”
Yorkssan salió volando en su pequeña bicicleta, equipada con campanas y luces brillantes que lo hacían ver como un superhéroe. Al llegar al taller de Clara, se encontró con un grupo de aventureros, los diseñadores de juguetes, todos preocupados.
-Clara: “Mirá, los niños se quejan de que algunos juguetes son incómodos y les producen malestar. ¡No sabemos qué hacer! ”
-Yorkssan pensó durante unos minutos. Entonces tuvo una brillante idea.
-Yorkssan: “¡Ya sé! Hemos de realizar un día de pruebas con los niños. Ellos son los verdaderos expertos. ¿Por qué no los invitamos a que prueben los juguetes y nos digan sus opiniones? Así sabremos cuáles modificar y cuáles son los más divertidos.”
Los diseñadores estaban emocionados por el plan.
-Aldo, uno de los diseñadores: “¡Esa es una genial idea, Yorkssan! A veces, no pensamos en cómo se sienten realmente al jugar.”
Con la ayuda de Clara, Yorkssan organizó un gran evento en la plaza del pueblo. Invitaron a todos los niños y sus padres para que probaran los nuevos juguetes. La plaza se llenó de risas, colores y alegría.
-Yorkssan: “¡Hola, pequeños aventureros! Hoy son ustedes quienes nos ayudarán a mejorar estos juguetes. ¡Vamos a divertirnos! ”
Los niños probaron todo tipo de juguetes: muñecas que hablaban, autos que corrían solos y pelotas que cambiaban de color. Al finalizar el día, se sentaron a compartir sus opiniones.
-Un niño: “Me encanta este carro, pero la rueda se siente un poco dura.”
-Otra niña: “La muñeca es hermosa, ¡pero no me gusta que sus brazos no se muevan! ”
Yorkssan anotó todas las observaciones y se las entregó a Clara.
-Clara: “¡Gracias, Yorkssan! Gracias a ti y a los niños, podemos mejorar nuestros juguetes.”
Pero lo inesperado sucedió. Uno de los juguetes, una pequeña muñeca llamada Lila, comenzó a hablar sola.
-Lila: “¡Hola, niños! Soy Lila y vengo a avisarles que se diviertan, ¡pero siempre cuidando su salud! ”
Los niños quedaron asombrados.
-Yorkssan: “Es increíble, Lila. ¡Hasta los juguetes nos enseñan sobre salud! ”
Después de muchas risas y momentos divertidos, los diseñadores se pusieron manos a la obra. Agradecieron a Yorkssan por su idea brillante y se comprometieron a hacer un cambio en los juguetes para hacerlos más cómodos y seguros.
Al final del día, todos se sintieron felices.
-Yorkssan: “Recordemos siempre cuidar la salud mientras nos divertimos. ¡Así seremos felices en el presente y en el futuro! ”
Los niños se despidieron de Yorkssan y Clara, prometiendo regresar pronto. Con cada pequeño paso, entendían que la salud y el juego podían ir de la mano. Desde ese día, la plaza no solo se llenó de risas, sino también de un gran aprendizaje sobre la importancia de cuidar de uno mismo y de los demás.
Y así, Yorkssan, el Jefe de Salud Ocupacional del OIJ, continuó su labor, siempre buscando maneras de divertir y cuidar a los demás, convirtiéndose en un héroe para todos en San Servancio.
FIN.