Yovi y la Luz de la Amistad
Era una noche oscura en la ciudad de Luminosa. Las luces de los faroles parpadeaban débilmente, y unos nubes grises cubrían el cielo. En un rincón de la plaza, un chico llamado Yovi se encontraba caminando con su perro, Chispa. De repente, escuchó un grito.
"¡Ayuda!" - gritó una niña a lo lejos. Yovi se asustó, pero su valentía lo llevó a correr hacia el sonido.
Cuando llegó, vio a Karina, una chica de su escuela, parada en medio de la calle, completamente paralizada. Un auto se acercaba a gran velocidad, y el conductor parecía no haberla visto. Sin pensarlo dos veces, Yovi desvió su camino y empujó a Karina hacia atrás, alejándola del auto justo a tiempo.
"¡Uf, gracias!" - exclamó Karina, recuperando el aliento. "No sé qué habría hecho sin vos."
"No te preocupes, eso es lo que hacen los amigos" - respondió Yovi sonriendo, mientras Chispa movía la cola con alegría.
Después de esa noche, Karina y Yovi se hicieron muy buenos amigos. Se encontraron en el parque después de la escuela, y comenzaron a compartir historias y risas. Sin embargo, Karina tenía un pequeño secreto: a menudo se sentía sola y le daba miedo hablar con otros chicos.
Un día, mientras jugaban, Karina le confesó a Yovi:
"A veces siento que no puedo hacer amigos, y me da miedo que no quieran estar conmigo."
Yovi, recordando su propia experiencia, le dijo:
"Karina, todos tenemos miedo en algún momento. Pero, ¿sabes qué? A veces solo hay que dar el primer paso. ¡Te puedo ayudar!"
Así, Yovi decidió ayudar a Karina a hacer nuevos amigos.
"Primero, vamos a invitar a algunos chicos de la escuela a jugar en el parque. ¡Organizaremos una tarde divertida!"
Karina se mostró reacia al principio:
"Pero, ¿y si no vienen o se ríen de mí?"
"Lo único que debemos hacer es intentarlo. Siempre puede suceder algo maravilloso si damos un paso hacia adelante" - le animó Yovi.
Entonces, Karina se armó de valor y aceptó la propuesta. Juntos, hicieron carteles y los distribuyeron por la escuela. Incrediblemente, varios chicos se interesaron en la idea, y ese sábado, todo el parque estaba repleto de amigos.
"Mirá, Karina, ¡está funcionando!" - gritó Yovi emocionado mientras corría tras Chispa, quien se divertía jugando con los otros perros.
Ese día fue inolvidable. Rieron, jugaron y hasta organizaron una carrera de relevos. Karina, viendo a todos sonreír, se sintió feliz y realizada.
Al final del día, mientras el sol se ponía, Karina tomó la mano de Yovi y le dijo:
"No puedo creer que haya tenido tanto miedo. Gracias a vos, tengo nuevos amigos y me siento parte de algo más grande."
"Y para mí, siempre será un honor tenerte como amiga" - contestó Yovi con una sonrisa.
Desde aquel día, la ciudad de Luminosa brilló un poco más, gracias a la valentía de Yovi y el apoyo incondicional a su amiga Karina. Juntos aprendieron que, a veces, todo lo que se necesita es un poco de coraje y la ayuda de un amigo para iluminar incluso las noches más oscuras.
FIN.