Yui y el Perro Solitario



En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía una niña llamada Yui. A pesar de tener amigos en la escuela, Yui muchas veces se sentía sola. Su mamá trabajaba mucho y, aunque la amaba, parecía que nunca tenían tiempo para hacer cosas juntas. La familia de Yui siempre estaba ocupada y, a veces, ella pasaba las tardes sola con sus pensamientos.

Un día soleado, mientras caminaba de regreso de la escuela, Yui sintió una nostalgia profunda.

"Me gustaría tener alguien con quien hablar, reír y jugar..." - susurró Yui.

Al girar una esquina, algo llamó su atención. Un pequeño perro de color marrón estaba acurrucado contra la pared, temblando de frío y con ojos grandes y tristes que parecían buscar compañía. Yui se acercó lentamente.

"Hola, amiguito. ¿Por qué estás solo aquí?" - preguntó Yui suavemente. El perro movió la cola, pero no se movió. Yui entendió que el pequeño perro también estaba solo.

Ese momento llenó de calidez el corazón de Yui.

"No te preocupes, yo también estoy un poco sola. Pero ahora tenemos uno al otro" - dijo mientras se sentaba a su lado.

Después de unos minutos de caricias y palabras dulces, decidió llevar al perro a casa.

"Te voy a llamar Tobi, como el personaje del libro que tanto me gusta. Vamos, Tobi, ¡hacia la aventura!"

Tobi le ladró en respuesta, como si ya comprendiera que iba a tener una amiga. Yui corrió a casa, su corazón lleno de felicidad. Pero al llegar, se dio cuenta de que su mamá estaba en medio de una videoconferencia y su hermana escuchando música.

"Mamá, ¡mira quién encontré!" - gritó emotivamente, pero su mamá no pudo ver al instante.

Un par de horas más tarde, después de mucho insistir, su mamá finalmente prestó atención.

"Ay, Yui, ¿de dónde sacaste este perrito? No podemos tener una mascota ahora, estamos muy ocupados..." - dijo su mamá, un poco preocupada.

Yui sintió que su corazón se hundía nuevamente, pero no quería rendirse tan fácil.

"Pero, mamá, él también está solo. Prometo que lo cuidaré y no te molestará. Podemos ser una familia,¡ como nosotros!" - insistió Yui con toda su energía.

Pasaron unos días, y Yui se encargó de Tobi como una verdadera anfitriona. De a poco, Tobi se fue ganando el corazón de su familia. Su mamá empezó a ver cómo Tobi hacía sonreír a Yui y cómo la llenaba de energía.

"Tal vez podríamos hacer un esfuerzo, Yui. Tobi parece traernos alegría a todos." - dijo su mamá un día. Yui no podía creerlo.

Días después, organizaron un pequeño picnic en el parque de la ciudad. Allí, conocieron otras familias con mascotas y Yui empezó a hacer nuevos amigos. Todos querían acariciar a Tobi y escuchar las aventuras que Yui contaba sobre su valiente perrito.

"¡Vieron que es maravilloso tener a Tobi!" - exclamó Yui.

Yui se dio cuenta de que nunca volvería a sentirse sola. Tobi no solo era su mascota, sino también su compañero de aventuras.

"El amor y la amistad pueden encontrarse en los lugares más inesperados y a veces solo necesitas abrir tu corazón" - dijo Yui mientras abrazaba a Tobi, quien movía la cola felizmente.

Así, Yui comprendió que, aunque a veces nos sintamos solos, siempre hay una forma de crear la compañía que deseamos. Y gracias a Tobi, su vida cambió para siempre, llena de amor, risas y muchas aventuras por venir.

FIN.

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