Zac el Zarigüeya y la Ciudad de los Sorpresas



En un bosque lleno de maizales, donde el sol brillaba con fuerza, vivía un joven zarigüeya llamado Zac. Era curioso y aventurero. Un día, mientras exploraba, encontró un mapa antiguo que prometía llevarlo a la Ciudad de los Sorpresas.

- ¡Cielos! - exclamó Zac al mirar el mapa -. ¡Tengo que ir! ¡Deben haber tesoros y maravillas!

Se puso en marcha, cruzando ríos y subiendo montañas. En su camino, conoció a su primer amigo, una pequeña ardilla llamada Ceci.

- ¡Hola, Zac! - saludó Ceci al verlo pasar. - ¿A dónde vas con tanto apuro?

- Estoy buscando la Ciudad de los Sorpresas. ¿Querés venir? - preguntó Zac, con entusiasmo.

- ¡Claro! - respondió Ceci. - Siempre he querido ver un lugar lleno de sorpresas.

Ambos amigos continuaron su aventura hasta que encontraron a un viejo búho llamado Zumo, que se posaba en una rama.

- Buenas, pequeños viajeros. ¿Saben por dónde queda la Ciudad de los Sorpresas? - preguntó Zumo, curioso.

- Sí, la estamos buscando - respondió Ceci. - ¿Sabés cómo llegar?

- He oído que hay que cruzar el puente de la risa - dijo Zumo. - Pero tengan cuidado, ¡los chistes pueden ser muy peligrosos!

- ¿Peligrosos? - preguntó Zac, confundido.

- Sí, porque si no te ríes, no puedes cruzar - explicó Zumo. - Pero si quieres, les puedo contar uno.

- ¡Sí! - gritaron ambos al unísono.

- ¿Por qué los pájaros no usan Facebook? - preguntó Zumo, con una sonrisa.

- No sé, ¿por qué? - dijeron Zac y Ceci, intrigados.

- Porque ya tienen Twitter. - Los tres estallaron en risas y así lograron cruzar el puente de la risa sin problemas.

Cuando llegaron al otro lado del puente, encontraron un gran camino lleno de colores. Sin embargo, de repente vieron una niebla espesa que cubría el camino.

- ¡Eso es raro! - comentó Ceci nerviosa. - ¿Qué deberíamos hacer?

- No lo sé, pero a mí se me ocurre que podríamos hacer un hechizo de amistad - sugirió Zac. - ¡A la cuenta de tres! 1… 2… 3… ¡Amistad poder!

Y con esos gritos, la niebla comenzó a disiparse, revelando un hermoso jardín lleno de flores. Allí había un gran letrero que decía: "¡Bienvenidos a la Ciudad de los Sorpresas!".

Los amigos comenzaron a explorar los mágicos rincones del lugar. Pero pronto se encontraron con un problema; el jardín tenía un laberinto y había un gato llamado Zazú que lo cuidaba. Zazú les dijo:

- Solo pueden pasar si responden a mi acertijo: ¿Qué animal puede saltar más alto que un edificio?

Zac y Ceci pensaron intensamente. Finalmente, Zac dijo:

- ¡Cualquier animal! - se detuvo y miró al gato - ¡Los edificios no saltan!

- ¡Correcto! - rió Zazú, y abrió la entrada del laberinto.

Agradecidos, Zac y Ceci continuaron su recorrido explorando la Ciudad de los Sorpresas, que estaba llena de maravillas. Allí aprendieron que la curiosidad y la amistad eran la clave para superar cualquier obstáculo y que los chistes y las risas podían iluminar los días más oscuros.

Finalmente, al caer la noche, Zac y Ceci se sentaron en una colina para mirar el cielo lleno de estrellas.

- Hoy fue un día increíble - dijo Ceci. - Nunca pensé que las sorpresas vendrían de la amistad.

- Exactamente - respondió Zac. - Y siempre que tengamos curiosidad, habrá más sorpresas por descubrir. ¡Vamos a compartir estas historias con todos en el bosque!

Y así, Zac y Ceci regresaron a su hogar, no solo con historias, sino con un abrazo de amistad que duraría para siempre.

FIN.

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