Zapatillas para jugar



Belén era una joven apasionada por el hockey. Desde pequeña, había jugado en su equipo local y había desarrollado habilidades impresionantes en el deporte.

Sin embargo, cuando llegó a la adolescencia, tuvo que mudarse lejos de su hogar para continuar sus estudios. Extrañaba mucho jugar al hockey con sus amigos y se dio cuenta de que muchos niños en su nuevo barrio no tenían acceso a este deporte.

Decidió entonces llevar el hockey al barrio enseñando mediante el juego. Para empezar, Belén habló con algunos vecinos y organizó un encuentro en la plaza del barrio. Llevó algunas pelotas y palos de hockey para que los niños pudieran probar el deporte.

Los niños estaban emocionados por tener la oportunidad de jugar al hockey y Belén estaba feliz de poder compartir su pasión con ellos. Les explicó las reglas básicas del juego y les mostró cómo usar los palos para mover la pelota por el campo.

- ¡Vamos chicos! ¡Intenten meter gol! - animaba Belén mientras los niños correteaban detrás de la pelota. Pero pronto se dio cuenta de que algunos niños tenían dificultades para correr o incluso mantenerse en pie sobre el césped.

- ¿Qué pasa? ¿Están cansados? - preguntaba preocupada. - Es que estamos jugando descalzos porque no tenemos zapatillas adecuadas - respondió uno de los niños tímidamente.

Belén se sintió triste al darse cuenta de esta situación pero rápidamente pensó en una solución creativa: decidió organizar una colecta entre sus amigos del equipo local para conseguir zapatillas deportivas usadas pero en buen estado para los niños del barrio. La colecta fue un éxito y pronto Belén pudo entregar las zapatillas a los niños.

Ahora podían correr y jugar sin preocuparse por lastimarse los pies. Pero la historia no termina ahí. Un día, mientras jugaban al hockey en la plaza, un grupo de chicos mayores se acercó y empezó a burlarse de ellos.

- ¿Qué están haciendo? ¿No saben que este es un deporte para hombres? - decía uno de ellos con tono despectivo.

Belén se puso firme frente a ellos y les explicó que el hockey es un deporte para todos, sin importar el género o la edad. Les mostró cómo ella misma había tenido que mudarse lejos de su casa para seguir jugando al hockey y cómo eso le había dado la idea de llevarlo al barrio.

Los chicos mayores se dieron cuenta de su error y empezaron a interesarse por el juego también. Belén les enseñó las reglas básicas del hockey y soon estaban todos jugando juntos en armonía.

Desde ese día, Belén continuó llevando el hockey al barrio e inspirando a otros jóvenes a seguir sus pasiones. Su espíritu emprendedor demostraba que cualquier obstáculo puede ser superado con creatividad e ingenio, y que siempre hay una manera de hacer algo bueno por los demás.

FIN.

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