Zapatos Brillantes
Había una vez una niña llamada Allegra que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Allegra era una niña llena de energía y siempre encontraba la manera de divertirse.
Pero su lugar favorito para disfrutar de su pasión por el baile era la casa de su abuela. La abuela Rosa tenía un gran espejo en su sala, perfecto para que Allegra se mirara mientras bailaba.
Cada vez que visitaba a su abuela, Allegra corría directamente hacia el espejo y comenzaba a moverse al ritmo de la música que sonaba en su cabeza. Un día, mientras Allegra estaba bailando frente al espejo, escuchó un ruido proveniente del armario.
Curiosa como siempre, decidió abrirlo para ver qué había dentro. Para su sorpresa, encontró un viejo par de zapatos de baile brillantes. Allegra no podía creer lo que veían sus ojos. Los zapatos eran hermosos y parecían estar esperando a alguien para ser usados nuevamente.
Sin pensarlo dos veces, los tomó y se los puso. En ese momento mágico, Allegra sintió cómo los zapatos cobraban vida y comenzaron a guiarla por toda la habitación con movimientos elegantes y graciosos. Bailaron juntos durante horas sin parar.
Cuando finalmente terminaron de bailar, los zapatos volvieron a ser solo eso: simples zapatos sin magia alguna.
Pero eso no importaba para Allegra porque había descubierto algo maravilloso: ¡el poder del baile! Desde ese día en adelante, Allegra visitaba regularmente la casa de su abuela para bailar con los zapatos especiales. Pero no solo bailaba frente al espejo, también comenzó a enseñar a otros niños de su pueblo cómo disfrutar del baile.
Un día, mientras Allegra estaba impartiendo una clase de baile en el parque del pueblo, un niño llamado Lucas se acercó tímidamente. Lucas era muy tímido y siempre se sentía incómodo en situaciones sociales. Allegra notó la timidez de Lucas y decidió ayudarlo.
Lo invitó a unirse a la clase y le prestó sus zapatos mágicos. Al principio, Lucas estaba nervioso, pero cuando comenzaron a bailar juntos, algo increíble sucedió: Lucas dejó de sentirse inseguro y empezó a disfrutar del baile.
Poco a poco, con la ayuda de Allegra y los zapatos mágicos, Lucas ganó confianza en sí mismo y descubrió su pasión por el baile. Juntos formaron un dúo increíble que deleitaba al pueblo entero con sus movimientos asombrosos.
La historia de Allegra y Lucas se convirtió en una inspiración para todos los niños del pueblo.
Aprendieron que el baile no solo era divertido, sino que también podía ser una forma de expresión personal y una herramienta para superar los miedos. Y así fue como Allegra encontró su propósito: compartir el poder del baile con todos aquellos que lo necesitaran.
Desde entonces, cada vez que visitaba la casa de su abuela Rosa, sabía que allí encontraría alegría infinita bailando frente al espejo junto a sus queridos zapatos mágicos. Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero la historia de Allegra y su amor por el baile continuó inspirando a muchos niños a descubrir su pasión en la vida.
FIN.