Zapatos para todos
Había una vez un niño llamado Alfonso, que soñaba con crear algo grande cuando fuera mayor. Siempre estaba imaginando cosas nuevas y emocionantes, y se preguntaba cómo podría hacer una diferencia en el mundo.
Un día, mientras caminaba por el parque con su mejor amigo Tomás, vio a un grupo de niños jugando al fútbol. Se acercó para ver mejor y se dio cuenta de que algunos de los niños no tenían zapatos adecuados para jugar.
- ¿Por qué no pueden tener zapatos nuevos? -preguntó Alfonso a Tomás. - No lo sé -respondió Tomás encogiéndose de hombros-, tal vez sus padres no puedan pagarlos. Alfonso pensó en eso todo el camino a casa.
Se sintió triste al pensar en todos los niños que podrían estar perdiendo la oportunidad de jugar deportes solo porque no podían pagar los zapatos adecuados. Esa noche, Alfonso tuvo una idea brillante.
Decidió recaudar dinero para comprar zapatos deportivos nuevos para todos los niños del parque. Empezó vendiendo limonada en su calle. Luego habló con sus vecinos y amigos sobre su proyecto y les pidió donaciones. Pronto, comenzaron a llegar cheques por correo e incluso algunas empresas locales ofrecieron patrocinarlo.
Con cada día que pasaba, la cantidad de dinero aumentaba más y más hasta que finalmente tenía suficiente para comprar cientos de pares de zapatillas nuevas.
Cuando llegó el gran día, Alfonso organizó un evento especial en el parque donde invitó a todos los niños del vecindario. Les presento las zapatillas nuevas y les animó a jugar juntos. Los niños estaban tan emocionados al ver las zapatillas nuevas que se pusieron a jugar de inmediato.
Alfonso miró todo con una sonrisa en su rostro, sabiendo que había hecho algo grande para la comunidad.
- Has hecho algo increíble -le dijo Tomás a Alfonso-, ¡dejarás huella en este mundo! Alfonso se sintió orgulloso de sí mismo y sabía que esto era solo el comienzo. Había descubierto su pasión por ayudar a los demás y estaba decidido a seguir haciendo cosas grandes en el futuro.
FIN.