Zeus y el Fin del Mundo



Era un día normal en la ciudad de Buenos Aires, cuando de repente, una nube oscura cubrió el sol. Lucía, una niña de diez años, se asomó por la ventana y sintió que algo no iba bien.

"- ¡Mamá! ¿Qué está pasando?" - gritó Lucía, mientras observaba cómo la gente corría asustada por las calles.

Justo en ese momento, un rayo iluminó el cielo. Todos quedaron boquiabiertos al ver a Zeus, el dios del rayo, aterrizar en plena plaza.

"- No temáis, gente de la Tierra. He venido a ayudar." - dijo Zeus con una voz poderosa pero amable.

"- ¡Zeus! ¿Por qué está esto sucediendo?" - preguntó Tomás, un niño inventor que había corrido hacia la plaza con un pequeño robot hecho de chatarra.

"- La oscuridad que ven es una maldición provocada por la falta de cuidado de los humanos hacia la naturaleza. No hay suficiente luz porque la Tierra está triste. Debemos encontrar la fuente y restaurar la luz antes de que sea demasiado tarde."

Lucía y Tomás miraron a Zeus con determinación.

"- ¡Yo quiero ayudar!" - exclamó Lucía.

"- Sí, yo también. Tengo un invento que puede ayudar a medir el aire y la contaminación." - agregó Tomás, mientras su robot comenzaba a emitir luces de colores.

"- Entonces, juntos iremos a explorar. Necesitamos llegar al Monte Olimpo, allí encontraré una forma de combatir esta maldición." - propuso Zeus, y juntos comenzaron su aventura.

A medida que avanzaban, Lucía se dio cuenta de que las plantas estaban marchitas y los animales parecían tristes. Se acercó a un pajarito que parecía perdido.

"- ¡No llores, pequeño amigo! Vamos a arreglar esto juntos." - le dijo Lucía, acariciando al pajarito.

Los tres continuaron su camino y se encontraron con un río desbordado de basura.

"- Miren cuánta contaminación. Esto no puede seguir así." - dijo Tomás, mientras su robot comenzaba a recoger los desechos del agua.

"- ¡Ayudemos!" - exclamó Lucía. Y así, entre risas y trabajo en equipo, limpiaron el río, dejando que el agua fluyera libremente.

Finalmente, llegaron al Monte Olimpo y se encontraron con una puerta hecha de luz.

"- Para abrir esta puerta, deben contestar una pregunta. ¿Qué es lo más importante que debemos cuidar en nuestro planeta?" - preguntó una voz proveniente de la puerta.

Lucía y Tomás se miraron, y sin dudar, respondieron juntos:

"- ¡La naturaleza!"

La puerta se iluminó aún más y se abrió, permitiendo el acceso a la luz que buscaban.

"- Muy bien, jóvenes. Al cuidar la naturaleza, cuidamos de nuestro hogar y de todos los seres que lo habitan. ¡Vamos, a restaurar la luz!" - dijo Zeus, mientras levantaba su rayo.

Con un poderoso trueno, Zeus lanzó un rayo hacia la tierra, que brilló intensamente. Al instante, la nube oscura comenzó a desvanecerse y la luz del sol volvió a brillar, iluminando Buenos Aires.

"- Lo logramos, Lucía y Tomás. Ustedes son héroes. Nunca olviden cuidar de su planeta. Cada pequeño gesto cuenta."

"- ¡Lo haremos, Zeus!" - respondieron al unísono.

Al volver a casa, Lucía y Tomás se sintieron llenos de energía y propósito. Sabían que, aunque Zeus había regresado al Olimpo, ellos tenían el poder de hacer la diferencia, cada día, cuidando de la naturaleza. Y así, el pueblo de Buenos Aires se unió para hacer del mundo un lugar mejor, donde la luz siempre brillara.

FIN.

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