Alexis y su Paseo Mágico



Era una hermosa mañana en un pequeño pueblo llamado Verdemar. Alexis, un niño lleno de curiosidad y amor por la aventura, decidió que era el día perfecto para salir a pasear por el bosque cercano. Con su mochila llena de bocadillos y su cuaderno para dibujar, se despidió de su mamá.

"¡Mamá, me voy a explorar! Be careful, Alexis!" - le respondió su mamá con una sonrisa, sabiendo que su hijo siempre regresaba lleno de historias fascinantes.

Mientras caminaba entre los árboles, Alexis escuchó un ligero murmullo que venía de detrás de un arbusto. Se acercó y, para su sorpresa, encontró un pequeño mono con un sombrero brillante.

"¡Hola! Soy Lolo, el mono viajero. ¿Te gustaría unirte a mí en una aventura?" - preguntó el mono sonriente.

Alexis, emocionado, asintió con la cabeza.

"¡Sí! ¡Por favor!" - exclamó.

Lolo hizo un gesto y, de repente, un camino dorado apareció frente a ellos.

"Este camino te llevará a la Tierra de los Deseos. Solo necesitas creer en ti mismo y ser amable con los demás para que se te concedan los deseos" - explicó Lolo mientras saltaba alegremente.

Intrigado, Alexis comenzó a caminar por el camino dorado. Poco a poco, se dio cuenta de que cada vez que hacía algo bueno por otros, el camino brillaba más intensamente. Se encontró con un conejo triste porque había perdido su zanahoria.

"No te preocupes, amigo, ¡te ayudaré a encontrarla!" - dijo Alexis y juntos comenzaron a buscar por los alrededores.

Después de unos minutos, encontraron la zanahoria atrapada en un montón de hojas.

"¡Gracias, Alexis! Eres muy amable" - dijo el conejo, feliz de volver a tener su zanahoria.

A medida que continuaban su paseo, Alexis ayudó a una tortuga a cruzar un pequeño arroyo y a un pájaro a construir su nido. Cada buena acción hacía que el camino de oro se iluminara aún más.

Finalmente, llegaron a una hermosa colina donde había un gran árbol repleto de frutas de todos los colores.

"¡Bienvenido! Aquí es donde se cumplen los deseos" - dijo Lolo mientras se acomodaba junto al árbol.

Alexis observó las frutas y pensó en todos los deseos que podría pedir. Pero en lugar de desear cosas para sí mismo, recordó a todos sus amigos y a su familia.

"Deseo que todos en mi pueblo tengan alegría y abundancia" - dijo con firmeza.

El árbol comenzó a brillar intensamente y, en un instante, frutas doradas comenzaron a caer de sus ramas, llenando el aire de alegría.

"Has hecho un gran deseo, Alexis. La bondad y la generosidad son las verdaderas riquezas" - afirmó Lolo, asintiendo satisfecho.

Alexis llenó su mochila con las frutas doradas y se despidió de Lolo. Mientras regresaba al pueblo, sintió que había encontrado un tesoro más valioso que cualquier otra cosa: la felicidad de ayudar a los demás.

Al llegar a casa, compartió las frutas con su mamá y sus amigos. Todos estaban maravillados.

"Gracias, Alexis, por compartir con nosotros" - dijo su mamá, abrazándolo.

Ese día, Alexis no solo conoció la importancia de ser generoso, sino que se dio cuenta de que la verdadera riqueza se encuentra en el amor y la bondad hacia los demás. Desde entonces, cada vez que veía a alguien triste o necesitado, recordaba su paseo mágico con Lolo y buscaba la manera de ayudar. Siempre feliz, siempre aventurero, siempre generoso.

FIN.

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