Anastasia y el Poder de la Amistad
En un pequeño pueblo, había un casal llamado Mitjanes, donde niños y niñas pasaban el verano. Allí, una niña llamada Anastasia era conocida por su dulzura, pero también por ser la víctima de constantes burlas y insultos por parte de algunos de sus compañeros.
Cada día, Anastasia llegaba al casal con una sonrisa, a pesar de que sabía que iba a escuchar cosas desagradables. Sus compañeros, en lugar de jugar y reírse juntos, optaban por herirla con palabras. No obstante, ella siempre intentaba ignorar esos comentarios y se concentraba en disfrutar de sus actividades en el casal.
-Un día, mientras pintaban un mural en la entrada del casal, uno de los chicos, Lucas, gritó:
"¡Mirá a la tonta de Anastasia que no sabe dibujar!"
Los demás se rieron, y la risa resonó en todo el lugar.
Anastasia sintió que le ardía la cara de vergüenza, pero en lugar de llorar, decidió responder con valentía.
"¡Quizás no sepa dibujar como ustedes, pero al menos tengo una buena idea!"
Anastasia presentó su concepto para el mural, que inspiró a muchos.(Eso hizo que sus compañeros se quedaran mirándola en silencio).
Sin embargo, aquel día, algo cambió. Cuando los animadores del casal vieron lo que sucedía, decidieron hablar con los chicos que insultaban a Anastasia.
"Chicos, necesitamos hablar sobre lo que pasó hoy. No es correcto burlarse de los demás. Todos están aquí para divertirse y aprender. La amistad y el respeto son muy importantes en Mitjanes."
Esas palabras resonaron en el corazón de todos, especialmente en Lucas. Al llegar a casa, reflexionó sobre su comportamiento.
"No tiene sentido hacer sentir mal a alguien solo porque me divierto. Quizás si trato de conocer a Anastasia, descubra que tengo mucho que aprender de ella."
A la mañana siguiente, Lucas se acercó a Anastasia mientras ella estaba sola, pintando otro mural.
"Hola, Anastasia. ¿Puedo ayudarte?"
"¿A mí?"
Anastasia lo miró con curiosidad.
"Sí, quiero aprender a pintar como lo haces. ¿Me enseñas?"
Anastasia sintió que su corazón se llenaba de esperanza. Aceptó la propuesta con una gran sonrisa.
"Por supuesto, me encantaría enseñarte!"
Y mientras ambos pintaban, empezaron a charlar sobre sus gustos, sus sueños y a reirse juntos. Con el tiempo, Lucas no solo aprendió a pintar, sino que también se convirtió en un gran amigo para Anastasia.
Pronto, otros niños comenzaron a unirse a ellos.
"¿Puede venir mi hermana?"
"¿Y yo puedo traer a mi amigo?"
El grupo creció, y lo que antes era un momento de burlas se transformó en una gran oportunidad para crear un hermoso mural juntos. Cada niño y niña dejó su huella, y todos aprendieron sobre el valor de la amistad y el trabajo en equipo.
El mural, que una vez fue solo una idea de Anastasia, se convirtió en un símbolo de unidad y respeto en el casal. Al final del verano, el mural estaba lleno de colores y sonrisas, y cada vez que pasaban por allí, recordaban cómo un acto de bondad puede cambiar un corazón.
Días después de terminar el mural, los animadores decidieron organizar una fiesta de despedida. Todos estaban invitados para celebrar y compartir su trabajo. Lucas tomó el micrófono y se dirigió a todos.
"Quiero pedir disculpas a Anastasia por lo que hice. Me di cuenta de que todos somos diferentes, pero eso es lo que nos hace especiales. Gracias por ser una buena amiga y por enseñarnos a ser mejores."
"¡Eso es!"
gritó uno de los chicos.
"¡Anastasia es la mejor!"
Desde ese día, el casal Mitjanes fue un lugar donde el respeto y la amistad reinaban, y Anastasia se sintió finalmente parte de una gran familia. Junto con Lucas y todos sus nuevos amigos, aprendió que a veces, una pequeña chispa de amor y respeto puede encender la llama de una gran amistad. Y así, Anastasia comenzó a brillar más que nunca, mostrando que las palabras pueden construir puentes en lugar de muros.
FIN.