Aventura en la Selva



Era una noche estrellada y Dylan estaba acostado en su cama, mirando por la ventana. Era un apasionado de los animales y soñaba con explorar la selva. Cada libro que leía sobre ellos llenaba su mente de imágenes y preguntas. "¿Cómo será conocer a un tucán en persona?"," ¿Y a un jaguar?", solía preguntarse.

Esa noche, cuando sus parpadeos se hicieron más lentos y sus ojos se cerraron, Dylan se sumergió en un profundo sueño. De repente, se encontró en medio de una exuberante selva. Palabras llenas de colores y olores frescos lo rodeaban. "¡Guau!", exclamó. "¡Esto es increíble!"

Justo cuando se maravillaba con la vista, un tucán de plumas brillantes voló cerca de él y se posó en una rama. "¡Hola, niño explorador!" dijo el tucán, sacudiendo su colorido pico. "Yo soy Tico, el tucán. ¿Quieres saber un dato curioso sobre mí?"

"¡Sí!" respondió Dylan emocionado.

"¡Los tucanes tienen un pico enorme que les ayuda a regular su temperatura!", explicó Tico. "Y aunque parezca pesado, ¡es muy ligero!"

Dylan asintió, maravillado. Luego, mientras caminaba, escuchó un rugido profundo.

"¿Qué fue eso?" preguntó, un poco asustado.

De entre los árboles apareció un jaguar elegante, sus manchas doradas brillaban bajo el sol. "No temas, pequeño. Soy Lluvia, el jaguar. Soy muy amistoso, pero ten cuidado, ¡tengo un rugido muy fuerte!"

"¡Guau! Eres hermoso, Lluvia. ¿Qué más puedes contarme sobre ti?"

"Soy el tercer felino más grande del mundo y puedo saltar hasta seis metros de distancia. ¡Eso sí que es un salto!"

Dylan se reía de felicidad, cada nuevo animal revelaba algo sorprendente y entretenido.

Continuando su recorrido, se encontró con un grupo de monos. El líder, un aullador, lo miró con curiosidad. "¡Hola, niño! Soy Auli. ¿Quieres jugar con nosotros?"

"¡Por supuesto!" dijo Dylan, y se unió a sus travesuras.

Auli les mostró cómo balancearse de rama en rama. "¿Sabías que podemos hacer muchísimos sonidos diferentes para comunicarnos?"

Dylan se rió mientras intentaba imitar los gritos de los monos.

Después de jugar un rato, Auli habló de nuevo. "¡Es hora de que te muestre algo increíble!"

En ese momento, los monos condujeron a Dylan hacia un claro lleno de luces. ¡Eran luciérnagas!"¿Ves esas luces? Somos nosotros, iluminando la noche. Tu puedes hacer lo mismo si lo deseas."

Dylan se sintió especial y mágico, como si estuviera en un sueño dentro de otro sueño.

Más tarde, mientras exploraba, se encontró con una serpiente enroscada en una rama. "¡Hola, pequeño! Soy Serpiente Sabia. La curiosidad es la clave para aprender más sobre este mundo. ¿Sabes qué?"

"¡No! Dímelo, por favor!"

"Hay más de 2, 500 especies de serpientes y no todas son peligrosas como muchos piensan. Algunas son tiernas y hasta ayudan a controlar las plagas."

Con cada encuentro, Dylan aprendía más de los animales y la belleza de la selva. Pero, de repente, un gran estruendo lo sacudió.

"¡Rápido! Tenemos que escondernos!" gritó Lluvia.

Todos los animales se apiñaron detrás de un arbusto grande.

"¿Qué fue eso?" preguntó Dylan.

"Los humanos están derribando árboles", respondió Tico, con tristeza.

"¿Qué podemos hacer?"

"Debemos hablar y hacer que los humanos entiendan la importancia de la selva y de nosotros, los animales", dijo Auli.

Fue entonces que Dylan tuvo una idea. "¡Podemos enviarles un mensaje!"

"¡Oh! Eso es brillante. Vamos a hacer una cartelera con todos los datos que nos enseñaste!", exclamó Serpiente Sabia.

Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, los animales y Dylan crearon un cartel lleno de dibujos y datos curiosos sobre la selva y sus habitantes.

Antes de que amaneciera, colocaron el cartel en un lugar visible. "Esperemos que los humanos lo vean," dijo Dylan, sintiéndose esperanzado.

Al siguiente día, una luz brillante entró por la ventana y Dylan se despertó.

Aunque estaba de vuelta en su habitación, sonreía mientras recordaba su increíble aventura.

"Todo fue un sueño, pero ahora sé cuán importantes son los animales de la selva. Debería hacer algo para ayudarlos," se dijo a sí mismo.

Desde aquel día, Dylan se dedicó a aprender más sobre la naturaleza y a contarles a sus amigos sobre la increíble diversidad que había en la selva.

Y así, el pequeño soñador no solo conoció a los animales de la selva en su sueño, sino que también se convirtió en su protector en la vida real.

FIN.

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