Aventuras en la Vereda



Alicia era una niña que salía todos los días a caminar por la vereda de su casa. Cada mañana, al salir de su casa, escuchaba el ruido divertido de las ruedas de un monopatín. Era Toto, su vecino, un niño siempre lleno de energía y con una gran sonrisa.

"¡Hola, Alicia! ¿Listo para otro día de aventuras?" – gritaba Toto mientras hacía un truco con su monopatín.

"¡Hola, Toto! Siempre listísima. ¿Qué descubriste hoy?" – respondía Alicia, emocionada.

Los dos amigos se encontraban cada mañana y hablaban sobre todo; desde las aventuras de Toby, el perro de Alicia, hasta los traviesos saltos de Tilly, el perro de Toto. La vereda se llenaba de risas y cuentos.

Un día, mientras charlaban, Toto comentó: "¿Sabías que el perro más grande del barrio es Rex? Pero, ¡cuidado! Es un poquito miedoso, aunque aparenta ser feroz."

Alicia se rió: "Es cierto, una vez lo vi ladrarle a su sombra. Creo que tiene miedo de su propio reflejo. Vamos a hacer algo divertido: ¡ayudemos a Rex a ser más valiente!"

Toto, emocionado por la idea, propuso: "¡Sí! Podríamos organizar un encuentro de perros en el parque. Tal vez si se junta con otros amigos animals, se sienta más seguro."

Así que esa tarde, los dos amigos comenzaron a preparar el gran evento. Hicieron carteles coloridos, invitaron a todos sus vecinos y se aseguraron de que cada perro tuviera su lugar. El día del encuentro, muchos perros del barrio llegaron al parque emocionados, incluidos Toby y Tilly.

Cuando Rex llegó, se mantuvo lejos del grupo. Alicia y Toto se acercaron a él: "¡Hola, Rex! Ven a jugar con nosotros. Todos los perros son súper amigables aquí."

Rex, un poco asustado, dio un paso atrás. Pero luego, al ver a Toby y Tilly correteando, empezó a acercarse lentamente.

"¡Mirá, Rex! Toby está haciendo un truco impresionante. ¡Ven!" – exclamó Toto.

Y así fue como Rex se acercó al grupo. Poco a poco, comenzó a cavar con Toby y a correr con Tilly. Todos los perros jugaban juntos, mientras Alicia y Toto aplaudían y reían.

Después de un rato, Rex estaba tan relajado que empezó a ladrar de alegría y a jugar con los demás, olvidándose de su miedo. Era tan divertido ver a Rex interactuar con sus amigos.

Mientras el sol se ponía, Toto miró a Alicia y dijo: "¡Lo logramos! Rex ya no tiene miedo. Y todo gracias a la idea de ayudarte."

Alicia sonrió: "Sí, pero tú también aportaste mucho con tu energía y alegría. Juntos podemos hacer cosas increíbles."

Con el parque lleno de risas y ladridos, los dos amigos aprendieron que a veces, un poco de valentía y la compañía de buenos amigos pueden hacer una gran diferencia. Desde aquel día, Rex se convirtió en uno más del grupo, y cada mañana, Alicia y Toto seguían encontrándose para compartir nuevas aventuras.

FIN.

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