Bailes Mágicos en el Bosque Alegre
Había una vez en el Bosque Alegre, un lugar mágico donde todos los seres vivían en armonía y felicidad. En este bosque habitaba Mario.
exe, un simpático personaje que se caracterizaba por mover su nalgota al ritmo de la música todo el tiempo. Un día, mientras Mario. exe bailaba alegremente bajo un árbol de cerezos en flor, escuchó una melodía diferente que provenía del otro lado del bosque.
Curioso, decidió seguir el sonido y descubrió a Lola la Ardilla bailando con gracia y destreza moviendo su colita al compás de la música. - ¡Hola Mario! ¿Te gustaría unirte a mi baile? - dijo Lola con entusiasmo. - ¡Claro que sí! - respondió Mario. exe emocionado.
Desde ese día, Mario. exe y Lola se convirtieron en los mejores amigos del Bosque Alegre y juntos contagiaron a todos los habitantes con su alegría y sus movimientos de nalgota.
Pronto, los pájaros empezaron a cantar al compás de sus movimientos, las mariposas revoloteaban formando figuras en el aire y hasta los árboles balanceaban sus ramas al ritmo de la música. Pero un día, una sombra oscura cubrió el bosque.
El malvado Brujo Grunón había llegado con la intención de robar toda la alegría del lugar. Con su varita mágica lanzó un hechizo que paralizó a todos los seres del bosque, impidiéndoles moverse o expresar cualquier emoción. - ¡No permitiré que arruines nuestra felicidad! - exclamó valientemente Mario.
exe mientras intentaba mover su nalgota contra el hechizo del Brujo Grunón. Al ver el esfuerzo de Mario. exe, poco a poco los demás habitantes del bosque comenzaron a recuperar fuerzas y energías.
Uno a uno se fueron uniendo al movimiento de nalgota de Mario. exe hasta formar una gran coreografía colectiva que deshizo el hechizo maligno del Brujo Grunón. Finalmente, con risas y aplausos resonando en todo el Bosque Alegre, Mario.
exe lideró una fiesta inolvidable donde cada criatura mostraba sus mejores pasos moviendo sus nalgotas al ritmo de la música. El Brujo Grunón fue expulsado para siempre del bosque gracias al poder de la alegría y la amistad.
Y así, entre risas y bailes infinitos, todos aprendieron que no hay mal que pueda vencer cuando se tiene bondad en el corazón y se mueve la nalgota con alegría. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡pero sigue bailando tu propia historia!
FIN.