Believe and Dream


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Conejito, una niña llamada Guadalupe, conocida por todos como Guada. Era una niña muy alegre y curiosa, siempre buscando nuevas aventuras.

En ese mismo pueblo vivía Conejito Tobogán, un conejo muy travieso y juguetón. Conejito Tobogán era famoso por sus increíbles habilidades para deslizarse por los toboganes del parque. Un día soleado, Guada decidió visitar el parque y jugar en los toboganes.

Al llegar allí se encontró con Conejito Tobogán quien estaba disfrutando de su diversión favorita. "¡Hola, Conejito Tobogán! ¿Puedo jugar contigo?"- preguntó entusiasmada Guada.

Conejito Tobogán miró a la pequeña con una sonrisa y respondió: "¡Claro que sí! ¡Será divertido tener compañía!"-Guada se emocionó muchísimo al escuchar la respuesta de su nuevo amigo. Juntos comenzaron a deslizarse por los toboganes, riendo y gritando de alegría.

A medida que pasaba el tiempo, Guada notó algo especial en Conejito Tobogán: cada vez que se deslizaban juntos por los toboganes, él parecía volar. Sus saltos eran más altos y sus giros más rápidos que nunca.

Intrigada por esta sorprendente habilidad de su amigo conejo, Guada le preguntó curiosa: "Conejito Tobogán, ¿cómo haces para volar mientras te deslizas?"-Conejito Tobogán sonrió y respondió: "Guada, la clave para volar está en creer en ti misma. Cuando te sientes segura y confías en tus habilidades, puedes lograr cosas increíbles".

-Guada reflexionó sobre las palabras de su amigo conejo y decidió aplicar esa lección a su propia vida. A partir de ese día, Guada comenzó a creer en sí misma y a confiar en sus habilidades. Poco a poco, Guada fue superando nuevos desafíos.

Aprendió a andar en bicicleta sin rueditas, se atrevió a subir al columpio más alto del parque e incluso participó en una obra de teatro escolar.

Con cada logro que alcanzaba, Guada recordaba las palabras de Conejito Tobogán y se sentía más valiente y segura de sí misma. Un día, mientras jugaban juntos nuevamente en los toboganes del parque, Guada le dijo emocionada a Conejito Tobogán: "¡Mira! ¡Estoy volando!"- Y era verdad.

Guada parecía flotar por el aire mientras se deslizaba por el tobogán. Conejito Tobogán aplaudió emocionado y exclamó: "¡Lo lograste, Guada! ¡Has aprendido a volar con tus propias alas!"-Desde ese momento, Guadalupe entendió que no hay límites cuando uno cree en sí mismo.

Aprendió que la confianza es la llave para alcanzar sus sueños y que siempre hay alguien especial como Conejito Tobogán dispuesto a acompañarte en tu camino.

Y así, Guada y Conejito Tobogán siguieron jugando y volando juntos en el parque, inspirando a otros niños a creer en sí mismos y a disfrutar de la magia de los toboganes.

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