Caperucitarroja y el lobo travieso


Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Rosita. Era conocida por todos como —"Caperucitarroja"  debido a su cabello rojo y su amor por llevar siempre una caperuza roja.

Un día, la mamá de Rosita le pidió que llevara una canasta llena de comida a su abuelita que vivía al otro lado del bosque.

La mamá advirtió a Rosita sobre los peligros del bosque y le dijo: "Cuida bien el camino y no te detengas con extraños". Rosita comenzó su travesía hacia la casa de su abuelita, tarareando felizmente mientras caminaba. Sin embargo, en medio del bosque se encontró con un cartel que decía: "Atajo hacia la casa de la abuelita".

La curiosidad invadió a Rosita y decidió tomar el atajo para llegar más rápido. Mientras seguía el nuevo camino, escuchó un ruido extraño entre los arbustos. De repente, apareció un lobo muy astuto frente a ella.

El lobo sonrió maliciosamente y dijo: "-Hola Caperucitarroja, ¿a dónde vas tan sola?"Rosita sintió miedo pero recordó las palabras de su mamá y respondió valientemente: "-Voy a visitar a mi abuelita que vive al otro lado del bosque".

El lobo pensó rápidamente cómo engañarla y dijo: "-Oh qué coincidencia, yo también iba por ese camino para llevarle flores a tu abuelita". Rosita desconfiaba del lobo pero no quería ser grosera así que le contestó amablemente: "-Oh, qué lindo de tu parte.

Pero no te preocupes, yo puedo llevarle la comida". El lobo fingió estar triste y dijo: "-Bueno, si insistes. Pero prométeme que no te desviarás del camino".

Rosita asintió con la cabeza y siguió su camino mientras el lobo se alejaba disimuladamente entre los árboles. Sin embargo, a medida que caminaba, Rosita comenzó a notar cosas extrañas en su entorno. De repente, encontró un puente roto en medio de un río y pensó que era demasiado peligroso cruzarlo.

Recordando las enseñanzas de sus padres sobre la importancia de pedir ayuda cuando sea necesario, decidió buscar ayuda. Caminando un poco más adelante encontró una cabaña donde vivía una familia muy amable.

Les explicó su situación y ellos gentilmente le ofrecieron un nuevo camino seguro para llegar a casa de su abuelita. Rosita siguió las instrucciones de la familia y finalmente llegó sana y salva a la casa de su abuelita.

Le contó todo lo ocurrido y juntas decidieron llamar a la policía para informar sobre el astuto lobo que intentaba engañar a los niños del pueblo. La policía atrapó al lobo malvado antes de que pudiera hacerle daño a nadie más.

Gracias a la valentía e inteligencia de Rosita, el pueblo volvió a ser seguro para todos los niños.

Desde ese día en adelante, Rosita aprendió que siempre es importante seguir las indicaciones de sus padres, confiar en sus instintos y pedir ayuda cuando sea necesario. Y así, Caperucitarroja se convirtió en un ejemplo de valentía y astucia para todos los niños del pueblo. Y colorín colorado, esta historia de Caperucitarroja ha terminado ¡Felices para siempre!

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