Cata y el cumpleaños equitativo


Había una vez una niña llamada Cata, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de coloridas casitas y jardines llenos de flores.

A Cata le encantaba celebrar los cumpleaños de sus amigos, pero siempre tenía un problema: no sabía cuántos caramelos comprar para poder darles a todos los niños un número igual. Un día, mientras estaba en la escuela, Cata decidió preguntarle a su maestra cómo resolver ese dilema.

La maestra sonrió y le dijo: "¡Es fácil! Solo necesitas aprender a multiplicar y dividir". Cata se emocionó al escuchar esto y se propuso aprender todo sobre esas operaciones matemáticas. Pasó horas estudiando en la biblioteca del pueblo y practicando con problemas numéricos.

Pronto, se convirtió en una experta multiplicando y dividiendo. Con su nueva habilidad matemática, Cata organizó una fiesta sorpresa para el cumpleaños de su mejor amiga, Sofi. Calculó cuidadosamente cuántos caramelos debía comprar para asegurarse de que cada niño recibiera la misma cantidad.

El día de la fiesta llegó y el salón estaba decorado con globos de colores y guirnaldas brillantes. Los niños comenzaron a llegar uno por uno, ansiosos por celebrar junto a Sofi.

Cuando llegó el momento de repartir los caramelos, Cata sacó su calculadora mágica (que había creado con cartulinas de colores) y les dio a cada niño exactamente la misma cantidad. Todos quedaron felices y satisfechos con sus dulces.

Pero justo cuando pensaban que la fiesta había terminado, apareció un invitado inesperado: el conejo travieso llamado Tito. El conejo se había escapado de su jaula y comenzó a correr por todo el salón, asustando a los niños y haciendo que los caramelos se cayeran al suelo.

Cata no sabía qué hacer, pero recordó lo que su maestra le había enseñado. Respiró profundamente y pidió a todos los niños que se calmaran.

Luego, les dijo: "¡No se preocupen! Podemos resolver este problema usando nuestras habilidades matemáticas". Cata rápidamente sumó la cantidad de caramelos que aún quedaban en el suelo y dividió ese número entre la cantidad de niños presentes.

De esta manera, pudo determinar cuántos caramelos debía darle a cada uno para compensar los que habían sido perdidos. Los niños estaban sorprendidos y admirados por la inteligencia y destreza de Cata para solucionar problemas matemáticos incluso en momentos difíciles como este. Finalmente, la fiesta continuó con juegos divertidos y risas contagiosas.

Todos disfrutaron de una tarde llena de alegría gracias a las habilidades matemáticas de Cata. Desde aquel día, Cata siempre fue reconocida como la niña más astuta del pueblo cuando se trataba de resolver problemas numéricos.

Además, sus amigos aprendieron mucho sobre multiplicación y división gracias a ella. Y así fue como Cata descubrió el poder mágico de las matemáticas, una herramienta valiosa que le permitió resolver problemas y hacer felices a muchos niños en cada cumpleaños.

A partir de entonces, nunca volvió a tener dificultades para comprar caramelos, ¡y todos los cumpleaños fueron un éxito! Desde aquel día, Cata siempre fue reconocida como la niña más astuta del pueblo cuando se trataba de resolver problemas numéricos.

Además, sus amigos aprendieron mucho sobre multiplicación y división gracias a ella. Y así fue como Cata descubrió el poder mágico de las matemáticas, una herramienta valiosa que le permitió resolver problemas y hacer felices a muchos niños en cada cumpleaños.

A partir de entonces, nunca volvió a tener dificultades para comprar caramelos, ¡y todos los cumpleaños fueron un éxito!

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