El adiós de Edward



Edward estaba muy emocionado por su último día de colegio en Puerto del Rosario. Sabía que se acercaba el final de una etapa y estaba ansioso por descubrir la sorpresa que sus amigos le estaban preparando.

Por la mañana, cuando llegó al colegio, notó que todos lo miraban con una sonrisa traviesa en el rostro. Guayre se le acercó y le dijo: "-¡Prepárate, Edward! Hoy va a ser un día inolvidable". Durante las clases, Edward no podía concentrarse.

Estaba impaciente por saber qué le tenían preparado. Finalmente, llegó el momento del recreo y todos los compañeros lo rodearon con entusiasmo. "-Edward, cierra los ojos", le pidió Fátima emocionada.

Edward obedeció y sintió cómo lo guiaban hacia un lugar desconocido. Al abrir los ojos, se encontró frente a una enorme pancarta que decía: "¡Gracias por ser tan divertido y especial! Te vamos a extrañar". Sus amigos habían organizado una fiesta de despedida para él.

Jacob tomó la palabra: "-Edward, queremos regalarte algo especial para recordar siempre este día". Y en ese momento, Ainhoa apareció con un álbum lleno de fotos y mensajes de todos sus compañeros.

Las risas y las lágrimas se mezclaban mientras recorrían juntos cada página del álbum. Diego le entregó un pequeño paquete envuelto en papel brillante. Al abrirlo, Edward descubrió unas gafas nuevas con montura azul brillante.

"-Para que nunca olvides esta gran familia que formamos juntos", dijo Diego con emoción. La tarde pasó entre juegos, bailes y abrazos. Edward se dio cuenta de cuánto significaba para sus amigos y cómo habían marcado su vida durante esos años en el colegio Puerto del Rosario.

Al finalizar la fiesta, mientras observaba a sus amigos despidiéndose con cariño, supo que aunque esa etapa terminaba, la amistad que los unía perduraría para siempre en su corazón.

Y así fue como Edward comprendió que las despedidas pueden ser difíciles, pero también traen consigo nuevos comienzos llenos de amor y recuerdos imborrables.

FIN.

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