El adolescente en el planeta Senda
Había una vez un adolescente llamado Martín que vivía en un pequeño planeta llamado Senda. Martín siempre había sentido curiosidad por explorar los misterios de su planeta, pero nunca se atrevió a aventurarse más allá de su aldea. Un día, decidió emprender un viaje hacia las colinas misteriosas que se alzaban en el horizonte.
Mientras caminaba, Martín se encontró con una extraña criatura de aspecto amigable. Era un habitante de una civilización Yamada Folands, un pueblo pacífico y sabio que había vivido en armonía con la naturaleza durante siglos. Los Yamada Folands lo recibieron con calidez y curiosidad, y le invitaron a conocer sus costumbres y tradiciones.
Durante su estancia, Martín aprendió mucho de los Yamada Folands. Descubrió que valoraban la cooperación, el respeto por el entorno y la importancia de la conexión con la naturaleza. También le enseñaron a apreciar la belleza de las estrellas en la noche y la tranquilidad del bosque.
Con el tiempo, Martín se dio cuenta de que la curiosidad que sentía por su propio planeta había sido rejuvenecida. Al regresar a su aldea, compartió sus experiencias con su gente y les inspiró a explorar más allá de lo conocido, a respetar su entorno y a buscar la sabiduría de otras culturas.
Desde ese día, Martín se convirtió en un motivador de su comunidad, fomentando la exploración y el respeto por la naturaleza entre su gente, siguiendo el ejemplo de los Yamada Folands. Su encuentro con esta civilización no solo cambió su propio punto de vista, sino que también enriqueció la vida de todos en su planeta.
FIN.