El amor del árbol sabio
Había una vez en la ciudad de Buenos Aires dos chicas llamadas Bea y Ana. Se conocieron por casualidad en la biblioteca mientras estudiaban para un examen de matemáticas. Desde el primer momento, sintieron una conexión especial.
Bea era muy inteligente y siempre tenía una sonrisa en su rostro. Ana, por otro lado, era muy creativa y soñadora. Juntas formaban un equipo perfecto.
Un día, después de muchas tardes juntas en la biblioteca, Bea miró a Ana a los ojos y le dijo: "Creo que lo nuestro es algo más que una simple amistad". Ana se sonrojó pero luego sonrió ampliamente. Ambas sabían que habían encontrado algo especial en la otra.
Desde ese día, Bea y Ana comenzaron a salir juntas a pasear por los parques de la ciudad, a comer helado los días calurosos y a ver películas los días lluviosos. Siempre juntas, compartiendo risas y confidencias.
Un día, mientras caminaban por el parque de Palermo, se encontraron con un árbol muy antiguo y frondoso. Ana dijo emocionada: "¡Mira qué hermoso árbol! Debe tener muchísimas historias que contar". Bea asintió con entusiasmo y propuso hacer un picnic bajo sus ramas.
Mientras comían sándwiches de jamón y queso, escucharon atentamente el murmullo del viento entre las hojas del árbol.
De repente, el árbol comenzó a brillar con una luz dorada y una voz suave resonó alrededor de ellas: "Queridas Bea y Ana, su amor es tan puro como la luz del sol y tan fuerte como las raíces de este viejo árbol". Las chicas se miraron sorprendidas pero felices.
La voz continuó: "Recuerden siempre que el amor verdadero es el mayor regalo que pueden darse mutuamente. Cultívenlo con paciencia como se cuida un jardín floreciente". Bea tomó la mano de Ana con ternura mientras lágrimas de emoción brillaban en sus ojos.
Sabían que su amor era especial y único. Desde ese día, Bea y Ana siguieron creciendo juntas, enfrentando desafíos con valentía y celebrando alegrías con gratitud. Siempre recordaban las palabras del antiguo árbol sabio: "El amor verdadero es un tesoro invaluable".
Y así vivieron felices para siempre, construyendo un futuro lleno de amor inquebrantable bajo la sombra protectora del viejo árbol testigo de su historia.
FIN.