El Amor que Todo Supera
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanitos llamados Sofía y Mateo. Eran muy unidos y siempre se apoyaban mutuamente. Sin embargo, últimamente su hogar estaba lleno de tristeza y confusión.
Sofía y Mateo no entendían por qué Dios permitió que sus padres se separaran. Ellos lloraban todas las noches porque anhelaban ver a sus padres juntos otra vez.
No podían entender por qué había tantos problemas entre ellos ni por qué su padre se emborrachaba tanto. Un día, mientras caminaban por el parque del pueblo, encontraron a Don Manuel, un anciano sabio que solía sentarse en un banco alimentando a los pájaros. Decidieron acercarse a él en busca de respuestas.
"Don Manuel, ¿por qué Dios permite que nuestros padres estén separados? No entendemos por qué hay tantos problemas en nuestra familia", preguntó Sofía con lágrimas en los ojos. Don Manuel sonrió amablemente y les pidió que se sentaran junto a él.
Luego comenzó a contarles una historia:"Hace muchos años existió una pareja llamada Juan y María. Eran muy felices juntos y tenían dos hijos maravillosos: Tito y Ana.
Pero al igual que ustedes, comenzaron a tener problemas en su relación". Sofía y Mateo prestaron mucha atención mientras Don Manuel continuaba la historia. "Juan tenía un vicio: el juego de azar. Se volvió adicto al punto de descuidar su trabajo y gastar todo el dinero de la familia.
Esto causaba muchas peleas entre él y María". Los hermanitos se miraron el uno al otro, recordando las peleas que solían escuchar en su casa. "La adicción de Juan hizo que María se sintiera triste y desesperada.
Ella decidió separarse para proteger a sus hijos del sufrimiento constante", continuó Don Manuel. Sofía y Mateo comenzaron a entender un poco más la situación. La historia les ayudaba a comprender que no era culpa de ellos ni de Dios.
"Aunque parezca difícil de creer, el amor todavía está presente en su hogar. Sus padres los aman profundamente, pero están luchando con sus propios problemas", explicó Don Manuel.
Los hermanitos asintieron, entendiendo que aunque las cosas estuvieran difíciles, el amor seguía existiendo entre ellos y sus padres. "Ahora ustedes tienen una importante misión: ser fuertes y apoyarse mutuamente mientras atraviesan esta situación.
Ayuden a sus padres mostrándoles cuánto los aman y deseando lo mejor para ellos", aconsejó Don Manuel. Sofía y Mateo se abrazaron con fuerza, sabiendo que tenían un papel esencial en la reconstrucción del amor en su familia. Con el tiempo, Sofía y Mateo siguieron el consejo de Don Manuel.
Mostraron amor incondicional hacia sus padres y nunca dejaron de soñar con verlos juntos nuevamente. Poco a poco, vieron cambios positivos en la actitud de sus padres. Un día, cuando menos lo esperaban, recibieron una gran noticia: sus padres habían decidido darse otra oportunidad.
El amor había vuelto a florecer gracias al apoyo y amor incondicional de los hermanitos. Sofía y Mateo aprendieron que, aunque las cosas parezcan oscuras, siempre hay esperanza.
Aprendieron a ser fuertes en medio de la adversidad y a nunca perder la fe en el amor. Y así, juntos como una familia unida, Sofía y Mateo demostraron que el amor puede superar cualquier obstáculo.
Y su historia se convirtió en un ejemplo de fuerza y resiliencia para todos aquellos que también atravesaban momentos difíciles. El fin.
FIN.