El Árbol de Navidad que Soñaba



Había una vez un hermoso árbol de Navidad llamado Pinocho. Era el más alto y frondoso de todo el bosque encantado, y todos los años, al llegar diciembre, soñaba con ser usado como árbol de Navidad en el pueblo cercano.

Un día, mientras Pinocho miraba a los niños jugar, decidió que este sería el año en que su sueño se haría realidad.

"- ¡Quiero ser un árbol de Navidad!" - exclamó emocionado.

Las ardillas, los pájaros y hasta las mariposas, lo animaron a cumplir su sueño.

"- ¡Vos podés, Pinocho!" - chirriaron las aves. "- Te ves tan hermoso con tus ramas llenas de luces!" - añadió una ardilla, apilando algunas margaritas como si fuesen adornos.

Sin embargo, hasta la fecha, el pueblo nunca había elegido a un árbol del bosque. Siempre cortaban uno de sus hermosos árboles artificiales de un gran almacén, y eso a Pinocho le entristecía.

Un día, una niña llamada Sofía, que amaba la Navidad más que nada, pasó cerca del bosque y se detuvo a observar a Pinocho.

"- ¡Qué árbol tan hermoso!" - susurró maravillada.

Pinocho sintió que su corazón se iluminaba. "- ¿De verdad?" - preguntó tímidamente.

"- Sí, podría ser el árbol más bonito del pueblo." - respondió Sofía. Desde ese momento, la pequeña decidió que haría todo lo posible para que Pinocho se convirtiera en el árbol de Navidad del pueblo.

Pronto surgió la idea. Sofía convocó a todos sus amigos y juntos idearon un plan. Cada día, se acercaban al bosque, recogían flores, y decoraban las ramas de Pinocho.

Mientras lo hacían, comenzaron a narrarle historias inventadas y Pinocho se convirtió en el mejor amigo de los chicos.

"- ¡Te vamos a llevar a la plaza!" - prometió Sofía.

Pero llegó un día en que se enteraron de que el almacén había traído un árbol artificial gigantesco que iba a ser el árbol principal del pueblo en la plaza. Pinocho se sintió muy triste, sintiendo que su sueño se desvanecía.

"- ¡No puede ser!" - sollozaron las ardillas, un grupo se subió a las ramas mayores para consolarlo.

"- Siempre serás especial para nosotros." - dijo una mariposa, girando alrededor de Pinocho.

Sólo un par de días antes de la gran fiesta de Navidad, Sofía pidió ayuda a toda la comunidad. Fue así como la fiesta del árbol se convirtió en una celebración de amistad y creatividad. La niña invitó a todos a decorar a Pinocho y contar sus historias.

Ese día, los adultos y niños del pueblo llegaron al bosque con un montón de luces, cintas y adornos, algo que nunca habían imaginado. Sin pensarlo, trajeron comida, música y todo lo necesario para hacer de la ocasión un evento lleno de alegría.

Pinocho se llenó de luces y decoraciones hermosas. Al llegar la noche, el árbol resplandecía como nunca antes, iluminando el camino hacia el pueblo.

"- ¡Miren!" - exclamó Sofía mientras los niños y adultos se unían para disfrutar de la mágica noche. "- ¡Es el árbol de Navidad más lindo del mundo!"

El alcalde, sorprendido por la transformación de Pinocho, decidió que sería el árbol principal de la Plaza esa Navidad.

"- Este árbol es el símbolo de la unión y la amistad que todos necesitamos. ¡Que viva el espíritu navideño!" - proclamó.

Pinocho sonrió con todas sus ramas, sintiéndose más feliz que nunca.

"- ¡Gracias a todos!" - gritó emocionado.

Esa noche, cerca del árbol, la comunidad disfrutó de una gran fiesta con canciones, risas y abrazos. Pinocho había logrado su sueño, no sólo de ser un árbol de Navidad, sino de unir a las personas del pueblo en un momento especial.

Y así, cada año, el pueblo celebraba la Navidad junto a su querido Pinocho, el árbol que había aprendido que los verdaderos sueños se cumplen cuando compartimos con otros. Y así, la luz y el amor brillaron igualmente en el bosque como en el pueblo.

FIN.

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