El baile que une corazones



Había una vez en el pequeño pueblo de Santa Clara, un colegio llamado Jesús Nazareno.

Este colegio era muy especial, ya que no solo ofrecía una excelente educación a sus alumnos, sino que también les enseñaba valores importantes como el respeto, la solidaridad y la amistad. Un año más tarde, el colegio se preparaba para celebrar su aniversario número 51. Todos los estudiantes estaban emocionados por esta gran fiesta que se avecinaba.

Los profesores y directivos del colegio habían organizado una verbena llena de actividades emocionantes: bailes tradicionales, danzas folklóricas y hasta cantantes famosos. Los días previos al evento fueron muy agitados.

Los estudiantes ensayaban sin descanso para las presentaciones y decoraban el salón principal con hermosos globos y carteles conmemorativos. Entre ellos se encontraba Martín, un niño de tercer grado lleno de entusiasmo.

Martín siempre había sido un chico tímido, pero su amor por la música lo impulsó a participar en la celebración del aniversario. Él había decidido bailar una canción folklórica junto a sus amigos del coro del colegio. El día tan esperado finalmente llegó.

El sol brillaba radiante sobre el pueblo mientras los padres, vecinos y exalumnos llegaban al colegio para disfrutar de la verbena. La música comenzó a sonar y las risas inundaron el aire. Martín estaba nervioso pero emocionado al mismo tiempo.

Vestido con traje típico argentino, subió al escenario junto a sus compañeros del coro y comenzaron su actuación. Bailaron con gracia y alegría, contagiando a todos los presentes con su entusiasmo. Cuando terminó la presentación, el público estalló en aplausos y vítores.

Martín se sintió increíblemente feliz y orgulloso de sí mismo por haber superado su timidez y haber compartido su pasión por la música con los demás. Mientras tanto, en medio de la multitud, una niña llamada Sofía observaba atentamente las actuaciones.

Ella era nueva en el colegio Jesús Nazareno y aún no había hecho muchos amigos. Se sentía un poco triste e invisible entre tanta gente. De repente, Martín bajó del escenario y se acercó a ella.

Con una sonrisa cálida le preguntó:"¿Te ha gustado nuestra presentación?"Sofía asintió tímidamente mientras miraba sus pies. "¡Fue increíble! Me encantaría poder hacer algo así algún día", respondió ella con voz baja. Martín le dio un abrazo amistoso y le dijo:"Claro que puedes hacerlo, solo necesitas creer en ti misma.

Todos tenemos talentos especiales dentro de nosotros". Sofía sonrió tímidamente mientras Martín la invitaba a unirse al coro del colegio.

Desde ese día, Sofía encontró su lugar en el colegio Jesús Nazareno y descubrió que también tenía un talento especial para cantar. A medida que pasaban los años, el aniversario del colegio se convirtió en una tradición muy querida para toda la comunidad educativa.

Cada año celebraban juntos sus logros, recordando lo importante que es tener confianza en uno mismo y apoyarse mutuamente. Y así, el colegio Jesús Nazareno continuó siendo una fuente de inspiración y aprendizaje para todos sus estudiantes.

La fiesta del aniversario se convirtió en un recordatorio de la importancia de la identidad educativa y cómo cada uno puede contribuir a hacer del mundo un lugar mejor, simplemente creyendo en sí mismos y compartiendo sus talentos con los demás.

FIN.

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