El Bosque de la Alegría



Había una vez en un hermoso bosque, un conejito llamado Benito. Benito era muy juguetón y siempre estaba buscando aventuras nuevas para vivir. Un día, mientras exploraba el bosque, escuchó un ruido proveniente de un arbusto cercano.

Se acercó con curiosidad y encontró a su amiguita Lila, una ardillita traviesa que había quedado atrapada en una red. "¡Ayuda, Benito! Estoy atrapada", gritó Lila angustiada.

Benito no dudó ni un segundo y rápidamente corrió hacia la red para ayudar a su amiga. Con todas sus fuerzas, logró desenredarla y liberarla. Lila estaba muy agradecida por la ayuda de Benito y le dijo: "¡Gracias, amigo! Eres realmente valiente". Desde ese día, Benito y Lila se volvieron inseparables.

Juntos exploraban el bosque, saltaban de árbol en árbol e inventaban juegos divertidos. Una tarde soleada, mientras jugaban cerca del río, vieron algo brillante flotando en el agua. Era una caja misteriosa con colores vibrantes que llamaba su atención.

"¿Qué crees que haya adentro?", preguntó Lila emocionada. Sin pensarlo dos veces, Benito se zambulló en el agua y sacó la caja misteriosa. Al abrirla descubrieron que dentro había muchos dulces deliciosos.

Los ojitos de los dos amigos se iluminaron al ver tantas golosinas apetitosas pero sabían que debían hacer lo correcto. Recordaron que compartir era un valor muy importante. "Lila, si compartimos los dulces con nuestros amigos del bosque, podremos hacerlos felices", dijo Benito con una sonrisa.

Así que juntos, recorrieron el bosque y repartieron los dulces entre todos sus amiguitos: el ratón Matías, la mariposa Margarita, el pajarito Juanito y muchos más. Cada uno de ellos agradeció a Benito y Lila por su generosidad.

Ellos se sentían felices al ver las caritas sonrientes de sus amigos disfrutando de los dulces compartidos. Poco a poco, el mensaje del valor del compartir comenzó a extenderse por todo el bosque.

Los animales aprendieron que cuando se comparte, no solo se hace feliz al otro sino también a uno mismo. Desde aquel día, Benito y Lila se volvieron famosos en el bosque por su acto de generosidad.

Todos querían ser amigos suyos porque sabían que siempre podrían contar con ellos. Y así fue como Benito y Lila enseñaron a todos los animales del bosque sobre la importancia de compartir y hacer felices a los demás.

Juntos vivieron muchas aventuras emocionantes mientras continuaban esparciendo amor y amistad en cada rincón del hermoso lugar donde vivían. Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero nunca olvides compartir lo que tienes para hacer feliz a alguien más.

FIN.

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