El Bosque de la Alegría
En un rincón especial del mundo, había un bosque mágico llamado el Bosque de la Alegría. Este bosque siempre estaba iluminado por un sol radiante que parecía sonreír, y en él vivía una niña llamada Lila. Lila era una niña curiosa, llena de energía y siempre lista para divertirse.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Lila se encontró con un juguete. Era una pequeña muñeca de trapo, pero estaba sucia y llena de telarañas.
- ¿Quién dejaste aquí, pequeña muñeca? - preguntó Lila con curiosidad.
La muñeca pareció cobrar vida y contestó:
- Me olvidaron en este bosque hace mucho tiempo. No tengo nombre, y me gustaría que alguien me devolviera la alegría.
Lila, conmovida, decidió ayudar a la muñeca a recuperar su alegría.
- ¡Primero vamos a limpiarte! - exclamó Lila sonriendo. Con sus manitas limpió la muñeca hasta que quedó reluciente y hermosa.
Cuando la muñeca se vio más linda, le dijo a Lila:
- ¡Gracias! Ahora, si me das un nombre, podría sentirme todavía más alegre.
Lila pensó por un momento y dijo alegremente:
- Te llamaré Alegría, porque esa es la emoción que quiero que sientas siempre.
- ¡Me encanta! - respondió Alegría, saltando de felicidad.
Desde ese día, Lila y Alegría se hicieron grandes amigas y pasaban horas jugando en el Bosque de la Alegría. Construyeron casas de hojas, jugaron escondidas entre los árboles, y reían bajo el sol.
Un día, mientras estaban en su aventura, escucharon un suave llanto que venía de un arbusto cercano.
- ¿Qué es eso? - preguntó Lila, preocupada.
Se acercaron y encontraron a un pequeño conejo que parecía triste.
- ¿Qué te pasa, pequeño? - le preguntó Lila con ternura.
- Me llamo Nube, y he perdido mi manera de volver a casa. No sé cómo salir de este bosque - dijo el conejito.
- No te preocupes, Nube, ¡te ayudaremos! - exclamó Alegría con entusiasmo.
Lila, Alegría y Nube decidieron buscar juntos el camino de vuelta a casa. Con el sol como su guía, comenzaron a explorar el bosque. Caminaron por senderos cubiertos de flores y descubrieron riachuelos que reflejaban la luz del sol.
A medida que avanzaban, se encontraron con un viejo árbol que parecía tener muchas historias que contar.
- ¡Hola, pequeños! - dijo el árbol con voz profunda. - ¿Adónde se dirigen?
- Estamos ayudando a Nube a encontrar su casa. ¿Sabés cómo podemos hacerlo? - preguntó Lila.
El árbol sonrió y dijo:
- A menudo, las mejores respuestas están en el corazón. Cuando encuentren la alegría de estar juntos, el camino se revelará ante ustedes.
Intrigados por las palabras del árbol, Lila, Alegría y Nube continuaron su camino, hablando y riendo, disfrutando de cada momento.
Pasaron horas y, poco a poco, comenzaron a sentir que el bosque no solo les ofrecía un bello paisaje, sino también la valiosa amistad que habían formado.
De repente, un rayo de sol iluminó un sendero escondido entre los árboles.
- ¡Miren! - gritó Lila. - Creo que allí está el camino que buscamos.
Corrieron hacia la luz brillante y, efectivamente, encontraron el camino que llevaba a la salida del bosque.
Nube, saltando de alegría, les dijo:
- ¡Lo logramos! ¡Gracias por su ayuda! Nunca imaginé que podría encontrar mis amigos aquí y también, ¡mi hogar otra vez!
Lila abrazó a Nube y Alegría.
- Te extrañaremos, Nube. Pero ahora siempre tendremos la memoria de esta aventura.
Con lágrimas de alegría en sus ojos, Nube prometió regresar a visitar sus amigos en el Bosque de la Alegría.
- ¡Volveré para jugar todos los días! - dijo Nube mientras se alejaba.
Y así, Lila y Alegría vieron a su amigo irse, sintiendo en sus corazones que cada despedida también era un saludo a nuevas aventuras.
Desde aquel día, el Bosque de la Alegría se llenó no solo de juegos y risas, sino también de la belleza de la amistad y el valor de ayudar a los demás. Y siempre que brillaba el sol, Lila y Alegría recordaban a Nube y sus mágicas aventuras en el bosque.
Y así, en su pedacito de mundo, aprendieron que la verdadera alegría se encuentra en la amistad y en las grandes aventuras que se viven juntos.
FIN.