El Caracol Que Brillaba



Había una vez un pequeño caracol llamado Bruno, que vivía en un jardín lleno de flores brillantes. Su caparazón era de un color azul brillante, diferente de los marrones y verdes de los demás caracoles. Esta diferencia lo hacía sentir muy tímido y inseguro. Los otros caracoles se reían de él, diciendo cosas como:

"¡Mirá el caracol azul! ¡Es un raro!"

"¿Por qué no te escondés bajo una hoja?"

Bruno, avergonzado, se escondía en un rincón del jardín, lejos del bullicio y de las risas de los otros caracoles. Lo único que hacía era observar desde lejos, sintiendo que su color lo hacía diferente y no deseado.

Un día, mientras estaba escondido, una mariposa llamada Lila voló cerca de él. Era hermosa, con alas de mil colores. Lila se detuvo y se quedó mirando a Bruno. Observó cómo él se encogía cada vez que oía risas.

"¿Por qué estás tan triste, pequeño caracol?" - le preguntó Lila con voz suave.

Bruno, sorprendido por la amabilidad de la mariposa, respondió con timidez:

"No lo sé, solo... no encajo. Mi color es diferente y todos se ríen de mí."

Lila sonrió y le dijo:

"Pero tu color es hermoso. Eres único, y eso es algo que deberías celebrar, no esconderte por ello."

Bruno se sintió un poco esperanzado, pero aún no estaba convencido.

"¿Y si nunca me quieren por ser diferente?"

La mariposa batió sus alas, creando una suave brisa.

"Te aseguro que hay muchos que apreciarían tu diferencia. ¿Por qué no me acompañas a volar un rato? Te mostraré el jardín desde el aire."

Bruno dudó, pero la curiosidad lo venció.

Con un gran esfuerzo, Bruno comenzó a seguir a Lila. A medida que se adentraba en el jardín, empezó a ver la maravilla de su hogar, y también la belleza de ser diferente. Cada flor y hoja reflejaban su color, como si el jardín lo abrazara.

Mientras volaban juntos, Lila le decía:

"Mirá, Bruno, cada vez que te miro siento que iluminas este lugar. Tu color es como una joya entre las hojas verdes."

Bruno sintió algo dentro de él: alegría. Fue en ese momento que se dio cuenta de que nunca había visto su color de esa forma.

Al seguir conversando, se dio cuenta de que la timidez lo había mantenido alejado de muchas cosas hermosas.

"Quizás... podrías presentarme a los demás caracoles,” - sugirió Bruno tímidamente.

Lila se emocionó y dijo:

"¡Eso sería genial! Vayamos juntos. Estoy segura de que les encantarás."

Juntos se acercaron al grupo de caracoles. Cuando llegaron, Bruno se sintió tan pequeño. Los otros caracoles lo miraron con sorpresa.

"¿Quién es este?" - preguntó uno de ellos.

Lila, con su energía brillante, exclamó:

"¡Este es Bruno! Es el caracol más especial que he conocido. Su color azul es único y hermoso."

Los caracoles comenzaron a murmurar entre ellos. Bruno, sintiendo el nudo en su estómago, decidió hablar.

"Hola, soy Bruno. Sé que mi color es diferente... pero eso está bien. Me gusta como soy."

Un silencio llenó el jardín. Luego, uno de los caracoles dio un paso adelante.

"No nos reíamos de tu color, Bruno. Teníamos curiosidad. ¡Nunca habíamos visto un caracol azul!"

Las risas que antes eran burlas ahora eran de asombro y admiración.

"¡Qué genial! ¿Puedes contarnos más sobre ti?" - dijo otro caracol.

Bruno, sintiendo el apoyo de Lila y de los demás, comenzó a contarles sobre sus aventuras en el jardín. Cada palabra lo hacía sentirse más y más seguro.

"Siempre he pensado que ser diferente era malo, pero hoy aprendí que ser único es genial."

Desde ese día, Bruno dejó de esconderse. Se unió a los demás caracoles, mostrando su color con orgullo, mientras que su amistad con Lila creció más fuerte cada día. Juntos exploraron el jardín y compartieron risas, creando nuevos recuerdos.

Así, Bruno descubrió que ser diferente no solo era bueno, sino que también podía ser inspirador. Y en el jardín, el caracol azul encontró su lugar entre las flores, donde todos podían ver su brillante oso azul del mundo.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!