El coche de juguete valiente


Ana María era una niña muy valiente, pero tenía un gran miedo: el miedo a los coches. Cada vez que caminaba por la calle y veía uno acercarse, se paralizaba y no podía seguir caminando.

Sus padres estaban muy preocupados por ella y querían ayudarla a superar ese temor. Una tarde, mientras paseaban por el parque, Ana María le preguntó a su padre qué podía hacer para vencer su miedo.

Él le respondió: "Lo primero que debes hacer es entender cómo funcionan los coches. Te propongo que juntos hagamos un experimento". Así fue como Ana María y su papá construyeron un pequeño coche de juguete con materiales reciclados.

Le pusieron ruedas hechas con tapas de botellas de plástico y lo hicieron avanzar empujándolo hacia adelante. Ana María observó detenidamente cómo se movían las ruedas del coche y cómo cambiaba de dirección cuando chocaba con algún obstáculo.

Poco a poco, fue perdiendo el miedo al ver que ella misma podía controlar la velocidad y dirección del vehículo. Luego de varios días practicando con su auto-juguete en casa, Ana María decidió dar un paso más allá e intentarlo en la calle junto a sus padres.

Al principio fue difícil para ella avanzar sin mirar constantemente atrás para comprobar si venia algún auto cerca, pero luego recordó todo lo que había aprendido haciendo pruebas con su juguete casero: mantenerse alerta ante cualquier posible peligro, medir distancias entre los autos, tener paciencia y no rendirse.

Finalmente, después de varios intentos fallidos, Ana María logró vencer su miedo y caminar tranquilamente por la calle sin temor a los coches. Sus padres estaban muy orgullosos de ella y la felicitaron por su valentía y perseverancia.

Desde entonces, Ana María se convirtió en una niña más segura y confiada en sí misma. Se dio cuenta de que con esfuerzo y dedicación podía superar cualquier obstáculo que se le presentara.

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