El Cumpleaños Mágico de Luli
Era un hermoso día de verano y Luli estaba emocionadísima porque hoy cumplía tres añitos. Su casa estaba decorada con globos de todos los colores y un enorme pastel de chocolate lleno de tres velitas brillantes. Sus hermanos Felipe y Ada estaban muy felices también.
"¡Feliz Cumple, Luli!" - gritaron Felipe y Ada, mientras se acercaban a ella con sonrisas enormes.
Luli estaba radiante.
"¡Gracias!" - respondió ella con su voz arrullada de alegría.
Justo antes de soplar las velitas, su mamá les dijo que antes de pedir los deseos, tenían que pensar en algo bueno que podían hacer para los demás. Luli miró con atención las velitas y pensó.
"¡Quiero que todos los niños del mundo tengan cupcakes riquísimos!" - exclamó.
Felipe, que siempre había sido muy creativo, dijo:
"Yo quiero que la gente cuide más el planeta. ¡Es el único que tenemos!"
Ada, con su amor por los animales, sonrió y agregó:
"Y yo quiero que todos los perritos y gatitos encuentren un hogar lleno de cariño."
Todos los bebotes se unieron a la conversación, haciendo ruiditos de felicidad, aunque todavía no sabían hablar.
Con sus deseos en mente, Luli, Felipe y Ada soplaron las tres velitas al unísono. Pero en ese instante, sucedió algo inesperado: un destello de luz iluminó la habitación y de repente, un pequeño duende apareció frente a ellos.
"¡Hola, pequeños! Soy Pipo, el duende de los deseos. Ustedes han mostrado un gran corazón pensando en los demás. Por eso, ¡sus deseos van a hacerse realidad!"
Los niños no podían creer lo que oían.
"¿De verdad?" - preguntó Luli con los ojos muy abiertos.
"¡Sí! Pero tendrán que ayudarme a hacerlos realidad. ¿Aceptan?" - dijo Pipo con una sonrisa traviesa.
"¡Sí!" - gritaron todos al mismo tiempo.
Pipo los llevó a la cocina, donde de repente los ingredientes para hacer cupcakes comenzaron a volar por el aire.
"¡Ayúdenme a mezclar los ingredientes!" - les dijo Pipo.
Los niños, llenos de risas y emoción, empezaron a mezclar la harina, el chocolate y otros ingredientes mágicos.
"¡Mirá cómo burbujea la mezcla!" - exclamó Felipe, mientras agitaba la cuchara.
Después de un rato, los cupcakes estaban listos y juntos, fueron a un parque donde había muchos niños jugando.
"¡Miren lo que tenemos!" - anunció Luli.
Los niñitos del parque, que estaban un poco tristes porque no tenían nada para comer, se acercaron curiosos.
"¡Cupcakes!" - gritaron emocionados y se lanzaron a tomar uno.
Garantizando que todos tuvieran uno, los niños se sintieron muy felices al ver sonrisas brillantes por todas partes.
"¡Esto es increíble!" - dijo Ada.
Luego, volvieron a la casa, donde Pipo les explicó cómo podían ayudar a cuidar el planeta.
"Si juntan los residuos, reciclan y plantan árboles, harán que el mundo sea un lugar mejor. ¿Se animan?"
Los niños asintieron entusiasmados.
"¡Sí! Podemos hacer carteles para que todos sepan cómo cuidar la Tierra!" - dijo Felipe.
El mágico día terminó con un bello atardecer mientras hacían dibujos para recordar todo lo que habían aprendido y prometieron que siempre ayudarían a los demás.
Mientras se despidieron de Pipo, Luli sonrió pensativa.
"Este fue el mejor cumpleaños de todos. ¡Gracias, Pipo!"
"Siempre que piensen en los demás, la magia estará con ustedes. ¡Hasta luego, pequeños!" - dijo el duende y desapareció dejando una estela de luces brillantes.
Desde ese día, Luli, Felipe y Ada no solo disfrutaron de sus cumpleaños, sino que siguieron haciendo del mundo un lugar mejor, unida a sus amados bebotes, llenos de amor y alegría.
FIN.