El deseo arcoíris


Había una vez una gatita llamada Mía, que era de muchos colores como el arcoíris. Tenía tonos brillantes y hermosos que la hacían única en todo el vecindario.

Mía fue adoptada por Jimena, una mujer solitaria pero llena de energía, quien necesitaba una buena compañera. Desde el momento en que Mía llegó a su nuevo hogar, ella y Jimena se convirtieron en amigas inseparables. Juntas vivían aventuras emocionantes y divertidas todos los días.

Una mañana soleada, mientras Jimena estaba preparando el desayuno, Mía decidió explorar un poco más allá del jardín. Saltó sobre las flores coloridas y corrió entre los árboles altos.

Pero cuando intentó saltar a un arbusto más alto, resbaló y cayó dentro de un hueco profundo. Mía maullaba asustada desde abajo del hoyo mientras Jimena buscaba desesperadamente cómo ayudarla. Después de mucho esfuerzo, encontraron una escalera para bajar y rescatar a la pequeña gatita atrapada.

Jimena abrazó a Mía con alivio mientras le decía: "¡Nunca vuelvas a alejarte tanto sin avisarme! Me preocupé muchísimo por ti". Mía comprendió lo importante que era mantenerse cerca de su amiga humana para estar segura.

Desde ese día, siempre le pediría permiso antes de salir a explorar. Un día lluvioso, mientras jugaban dentro de la casa, Mía saltó sobre un estante lleno de libros antiguos. Sin quererlo derribó algunos de ellos, y uno en particular llamó su atención.

Era un libro de cuentos mágicos. Jimena lo tomó y comenzó a leerle a Mía mientras acurrucaban juntas al calor de la chimenea. El cuento hablaba sobre un hada madrina que concedía deseos a aquellos que realmente los necesitaban.

Mía se emocionó tanto con el cuento que decidió escribir una carta al hada madrina pidiéndole un deseo especial para Jimena.

Le contó sobre lo maravillosa y amorosa que era su amiga humana, pero también le mencionó la tristeza que veía en sus ojos cuando estaba sola. Días después, mientras Jimena regaba las plantas del jardín, encontraron una caja en la puerta. Dentro había una nota del hada madrina diciendo: "Para Jimena, con todo mi cariño".

Al abrir la caja, se encontraron con un cachorro juguetón y lleno de vida. Jimena no podía creerlo. ¡El deseo de Mía había sido concedido! Ahora tenían a un nuevo amigo animal para compartir aún más momentos felices juntos.

Desde ese día, Mía, Jimena y el cachorro llamado Rayo formaron una familia muy especial. Juntos aprendieron sobre el valor de la amistad verdadera y cómo los deseos pueden hacerse realidad cuando se comparten con amor y generosidad.

Mia siempre recordaría aquellos días en los que era solo ella y Jimena, pero ahora sabía que su amiga tenía aún más amor para dar gracias a Rayo.

Y así vivieron felices todos juntos, disfrutando cada día como una nueva aventura llena de colores y alegría. .

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