El día de la mezcla cultural


Había una vez en el pequeño pueblo de Villa Arcoiris, donde vivían familias de distintas culturas y tradiciones. Cada año, en el mes de la diversidad cultural, se celebraba una gran fiesta en la plaza del pueblo.

Todos estaban emocionados por compartir y aprender sobre las costumbres de sus vecinos. Entre ellos se encontraban Martina, una niña de cabello rizado y ojos brillantes, y Diego, un pequeño con una sonrisa encantadora. Ambos eran grandes amigos.

En la víspera de la festividad, Martina y Diego se encontraban en la casa de Martina, pensando en qué podían mostrar en la feria cultural.

-“¿Qué podríamos hacer, Diego? Todos traen algo representativo de sus raíces y nosotros no queremos quedarnos afuera”, dijo Martina con entusiasmo. Diego pensó por un momento y exclamó: -“¡Ya sé! Mi abuela Nilda nos puede enseñar a hacer empanadas, ese plato es muy representativo de nuestra cultura argentina”.

Martina asintió emocionada y propuso: -“Y yo puedo pedirle a mi mamá que nos enseñe a bailar chacarera, una danza típica de nuestro país”. Con ese plan en mente, los dos amigos se dispusieron a preparar su participación en la feria.

El día de la fiesta, la plaza se llenó con los sonidos de instrumentos y la vista de trajes coloridos. Martina y Diego lucían orgullosos sus preparaciones: una mesa con empanadas recién horneadas y un espacio despejado para bailar.

Los vecinos se acercaban curiosos, probaban las empanadas y se contagiaban con la alegría de la chacarera. La feria estaba llena de risas, música y sabores de todas partes del mundo.

Martina y Diego se sintieron felices al ver cómo su pequeño rincón en la feria cultural se llenaba de gente, compartiendo un pedacito de sus raíces. Al final del día, ambos amigos recibieron el reconocimiento por su participación y se dieron cuenta de que la diversidad cultural no solo enriquece a una comunidad, sino que también puede unir corazones.

Con esa experiencia, prometieron seguir aprendiendo y compartiendo las maravillas de la diversidad. Y así, en el pueblo de Villa Arcoiris, el día de la diversidad cultural se convirtió en una celebración que recordaban con mucho amor y alegría cada año.

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