El Gran Aventura de Gracia y la Pantalla Mágica



En un pueblo pequeño y colorido llamado Colorear, vivía una niña curiosa y aventurera llamada Gracia. Gracia siempre había soñado con aprender cosas nuevas y descubrir los secretos del mundo. Un día, en el aula de su escuela, la maestra Azulita les mostró una pantalla mágica que prometía llevarlos a increíbles aventuras educativas.

"Chicos, esta es la pantalla de aprendizaje. Nos ayudará a explorar el espacio, los océanos y mucho más sin salir del aula", explicó la maestra Azulita.

Los ojos de Gracia brillaron de emoción. Ella siempre había querido viajar al espacio, así que decidió, con un grupo de sus amigos, que querían ser los primeros en usar la pantalla.

Esa tarde, cuando todos se reunieron en el aula, la maestra les explicó cómo funcionaba la pantalla mágica.

"Solo deben elegir un tema, y la pantalla los llevará allí", dijo la maestra.

Gracia fue la primera en levantar la mano.

"¡Yo quiero ir al espacio!", exclamó con entusiasmo.

"¡Sí, también!", gritaron sus amigos Lucas y Sofía.

La maestra Azulita sonrió y pulsó un botón en la pantalla. En un instante, la sala de clases se llenó de luces brillantes y un gran zumbido. Antes de que ellos se dieran cuenta, se encontraron en una nave espacial flotando entre las estrellas.

"¡Miren!", dijo Lucas, apuntando a un planeta azul.

"¡Es la Tierra!", respondió Gracia con una sonrisa.

"¿Podemos acercarnos?", preguntó Sofía emocionada.

Pero justo cuando estaban a punto de acercarse, la nave empezó a tambalearse.

"¡Oh no! ¿Qué está pasando?", gritó Gracia mientras se sujetaba del asiento.

"Creo que hemos perdido el control", dijo Lucas con un tono asustado.

La pantalla mágica entonces hablaba, cada palabra resonando con fuerza.

"Para regresar a casa, deben resolver un acertijo sobre las estrellas. ¿Cuántas estrellas tienen en el cielo?"

Gracia, que siempre había amado los acertijos, recordó algo que había leído.

"¡Es un número infinito!", sugirió.

"No, Gracia, eso no puede ser", dijo Sofía tratando de pensar rápidamente.

"Piensen en el cielo que ven todas las noches. ¡Cada estrella cuenta!", agregó Lucas.

Después de un momento de reflexión, Gracia tuvo una idea.

"¡Podemos contar las estrellas que vemos! Si sabemos cuántas hay en una constelación, podemos multiplicar eso por cuántas vemos en toda la noche. ¡Quizás sea más fácil!"

Los amigos se pusieron a contar las estrellas visibles en la pantalla. Tras un rato, estaban listos para responder al acertijo.

"Creemos que hay muchísimas, pero hemos contado por lo menos…", Gracia empezó mientras Sofía y Lucas se unían a su respuesta.

"¡Cincuenta!"

La pantalla mágicamente hizo un brillo intenso.

"¡Respuesta incorrecta! Pero valoro su esfuerzo. Deben trabajar juntos para contar mejor. ¡Sigan explorando!"

De repente, la nave les mostró diferentes constelaciones.

"¡Por ahí, la Osa Mayor!", exclamó Lucas.

"¡Y allí está Orión!", gritó Sofía.

Finalmente, los amigos se dieron cuenta de algo importante. CONTAR las estrellas sólo se podía hacer jugando, y cada uno aportando su idea.

"¡Ya sé! Tengamos en cuenta las constelaciones, son muchas más que sólo contar al azar", volvió a decir Gracia entusiasmada.

Decididos, contaron las estrellas en cada constelación, y allí surgió la verdadera respuesta.

"¡Cincuenta estrellas en la Osa Mayor! Vamos a sumar las demás!"

Al final revelaron que en total eran, aproximadamente, seiscientas estrellas. Y entonces, la pantalla mágica brilló intensamente.

"¡Exacto! Alcanzaron el objetivo. ¡Hicieron un gran trabajo en equipo!"

La nave empezó a temblar un poco antes de que una luz resplandeciente los rodeara. Cuando pararon de temblar, se encontraron nuevamente en el aula de la maestra Azulita, con grandes sonrisas.

"¡Lo hicimos!", gritó Gracia, saltando de alegría.

"¡Fue tan divertido!", dijo Lucas.

"Y aprendimos a trabajar juntos!", añadió Sofía.

La maestra Azulita sonrió mientras miraba a sus alumnos.

"Felicidades, chicos. A veces, la aventura puede ser solo el comienzo de algo aún más grande, como aprender a resolver problemas juntos. Nunca dejen de aprender y explorar, porque el conocimiento es un viaje sin fin."

Desde ese día, Gracia y sus amigos prometieron que seguirían utilizando la pantalla mágica para descubrir el mundo, cada uno contribuyendo con sus ideas y apoyándose mutuamente en cada aventura. Aprendieron que, aunque a veces se presenten desafíos, lo importante es trabajar en equipo y nunca dejar de soñar.

Fin.

FIN.

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