El Gran Concurso de la Selva
Era un hermoso día en la selva. El sol brillaba entre las hojas de los árboles y el canto de los pájaros resonaba a lo lejos. En este cálido ambiente se encontraron cinco amigos muy especiales: Leo el león, Cebri la cebra, Oso el oso, Mono el mono y Abeja la abejita.
Decidieron que sería un gran día para hacer algo divertido. Mientras jugaban a las escondidas, Cebri tuvo una idea brillante.
"¿Y si organizamos un concurso?" - sugirió emocionada.
A todos les encantó la idea.
"¿Qué tipo de concurso?" - preguntó Oso, rascándose la cabeza llena de curiosidad.
"Podemos hacer una competencia de talentos, donde cada uno muestre lo mejor que sabe hacer" - dijo Cebri.
"Eso suena divertido, pero, ¿qué pasa si no soy tan bueno en algo?" - se preocupó Abeja.
"¡No te preocupes, Abeja! - respondió Leo. - Lo importante es divertirnos, no ganar".
Mono saltó emocionado y agregó:
"Yo sé que soy el mejor trepador de la selva. ¡Voy a mostrarles mis trucos!".
Así que comenzaron a prepararse. Leo ensayaba su poderoso rugido, Cebri practicaba sus mejores carreras, Oso pensaba en hacer una actuación divertida, Mono se movía entre las ramas a toda velocidad, y Abeja se afanaba en hacer su mejor baile de polinización.
El día del concurso llegó, y todos los animales de la selva se reunieron para ver el espectáculo. Estaba lleno de expectativa.
Leo fue el primero en presentarse. Rugió con toda su fuerza, y los animales aplaudieron emocionados.
"¡Eso fue increíble!" - exclamó Oso.
Luego llegó el turno de Cebri, que dio una rápida carrera entre los árboles, impactando a todos con su velocidad.
"¡Sos una rayo!" - dijo Mono, impresionado.
Después fue el turno de Oso, quien decidió hacer una actuación cómica.
"¡Miren cómo me caigo!" - gritó mientras se tiraba al suelo, provocando risas entre todos.
"¡Esa fue la mejor!" - intervino Cebri.
Mono no quiso quedarse atrás y comenzó a trepar con acrobacias asombrosas. Hizo un salto en el aire y todos quedaron boquiabiertos.
"¡Estás volando, Mono!" - le comentó Leo.
Finalmente, era el turno de Abeja. Se sentía nerviosa, pensando que no podría impresionar a nadie.
"No sé si puedo," - dijo tímidamente.
"Solo sé que hagas lo que haces mejor" - la alentó Leo.
Abeja se armó de valor y comenzó a danzar entre las flores, creando un espectáculo de colores y movimientos alados. Con cada giro, los animales aplaudían y vitoreaban.
Al terminar, todos la ovacionaron de pie.
"¡Maravilloso, Abeja! Has llenado de alegría el concurso" - dijo Cebri.
Finalmente, aunque no había un único ganador, todos se sintieron como campeones. El verdadero premio era la alegría de compartir un momento especial juntos.
"Lo que importa no es quién ganó, sino que trabajamos en equipo y nos apoyamos entre todos" - reflexionó Oso.
"Sí, cada uno con su propio talento, pero todos juntos hacemos de la selva un lugar especial" - agregó Leo.
Desde ese día, los cinco amigos no solo se divirtieron, sino que también aprendieron a valorar lo que cada uno aportaba a su grupo. Así, continuaron disfrutando de sus aventuras en la selva, donde la amistad siempre era la mejor parte de sus historias.
FIN.