El Gran Concurso de Ventas de la Selva



En una selva llena de colores y sonidos, vivían tres vendedores ambulantes muy queridos: Domi, el heladero que vendía el delicioso Palito Bombón; Lila, la vendedora de pirulines con sus deliciosos caramelos de frutas; y Tito, el maestro pulserero que hacía pulseras de colores brillantes. Cada uno tenía su propio estilo y productos únicos que atraían a los animales de la selva.

Un día, mientras el sol brillaba y los pájaros cantaban, Domi convocó a sus amigos.

"¡Chicos! ¿Qué les parece si hacemos un gran concurso de ventas este fin de semana? Así podremos divertirnos y ver quién vende más productos en un día".

Lila emocionada contestó: "¡Me encanta la idea! Será un gran desafío y podremos invitar a más animales a participar!".

Tito, mientras hacía una pulsera, sonrió y dijo: "¡Vamos a hacerlo!".

Todos estaban entusiasmados y a medida que el día se acercaba, la selva vibraba de emoción.

El día del concurso, los animales de la selva llegaron con mucha expectativa. Domi instaló su carrito de helados bajo la sombra de un gran árbol.

"¡Excellent! ¡Palito Bombón fresco, dulces sabores!" gritaba. Los loros volaban alrededor, ansiosos por probar su producto.

Lila también estaba lista. Con su cola de zorro de colores, ofrecía a todos los passeritos:

"¡Pirulines de todos los sabores, hechos con frutas frescas! ¡No se queden sin probarlos!". Los pequeños gorriones no podían resistirse y hacían cola.

Por otro lado, Tito lucía su flamante puesto.

"¡Pulseras mágicas! ¡Elige tu color favorito y llévala contigo!" anunciaba a todos los que pasaban.

La competencia fue feroz. Los amigos trabajaban juntos, pero cada uno quería ganar el título del mejor vendedor. Las horas pasaban y Domi parecía llevar la delantera.

"¡Llevo ocho Palito Bombón vendidos!" decía con una sonrisa orgullosa.

Lila, sin rendirse, gritó: "¡Yo también tengo clientes! ! ¡Cinco pirulines en mi carrito!" Mientras tanto, Tito, con su encanto, ofrecía pulseras a los animales más curiosos.

"¡Si compran dos, la tresera les sale gratis!".

Sin embargo, en medio de la competencia, un grupo de ardillas traviesas empezó a hacer travesuras. Llegaron, y en un abrir y cerrar de ojos, comenzaron a robar pirulines de Lila; luego, se lanzaron a por los Palito Bombón.

"¡Alto ahí, pequeñas ladronas!" gritó Domi.

"¡Devuelvan lo que no les pertenece!" añadió Lila.

Pero en ese momento, Domi vio que todo se estaba descontrolando.

"¡Esperen!". Con una idea brillante, Domi propuso: "Chicos, en lugar de pelear, ¿por qué no hacemos algo juntos con las ardillas?".

Lila se detuvo y preguntó curiosa: "¿A qué te refieres, Domi?".

"Podemos crear un combo especial. Juntamos un Palito Bombón, un pirulín y una pulsera, así todos se sienten incluidos y felices!".

Los ojos de Tito se iluminaron.

"¡Me encanta! ¡Es genial compartir y así ayudamos a nuestros nuevos amigos!".

Cuando le propusieron a las ardillas el combo especial, su sorpresa fue enorme.

"¡Gracias! ¡No sabíamos que había tantas cosas ricas para disfrutar!" dijeron mientras aceptaban la oferta.

El resultado fue el mejor: las ardillas también se unieron a la venta. El trío se volvió conocido como el “Combo Selva” que contentaba a todos.

"¡Esto es más divertido que vender por separado!" exclamó Lila mientras preparaban más combos.

Al final del día, los tres vendedores ganaron el concurso, no solo por sus ventas, sino porque aprendieron una valiosa lección: trabajando juntos, podían lograr más y hacer felices a más animales.

"¡Al final del día, lo que importa es la amistad!" dijo Domi sonriendo.

"¡Y compartir siempre es mejor!" agregó Tito.

Desde ese día, los tres amigos continuaron trabajando en su pequeña tienda ambulante, vendiendo juntos, disfrutando de la amistad y haciendo brillar su creatividad. En la selva, el sonido del carrito de helados, el olor de los pirulines y el colorido de las pulseras se convirtieron en símbolo de la unión y la colaboración.

Y cada vez que algún animal preguntaba quién era el mejor vendedor, todos respondían:

"¡Unidos, ¡somos los mejores!".

Así, en la selva, aprendieron que en la vida, ¡la verdadera satisfacción está en compartir y trabajar juntos!

FIN.

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